En la actualidad seguimos contando historias, historias que nos emocionan y que nos transportan más allá de nuestro entorno, que nos hacen volar, vivir experiencias antes incluso de tenerlas.
Hoy los estudios de neuromarketing indican que los datos y los argumentos solamente activan una parte de nuestro cerebro, pero las historias asociadas a las emociones lo activan notablemente, y lo que es más importante, se acomodan en nuestro corazón.
El storytelling no es otra cosa que la narración de historias: transmitir experiencias y conocimientos con el objeto de conectar emocionalmente nuestra marca con el mercado.
Su uso en la estrategia de marketing genera una serie de ventajas:
- El recuerdo
Las buenas historias son recordadas y llegan a formar parte de nuestro patrimonio emocional y si éstas además están asociadas o vinculadas a la marca, se crea una predisposición positiva hacia ellas.
- La confianza
Contar nuestra historia nos humaniza y nos aproxima al cliente, lo que genera confianza. Una confianza que hemos de guardar como el mayor de los tesoros, pues es uno de los grandes activos de una marca.
- Las emociones
Producir una emoción es generar una reacción y si esta reacción es positiva, se genera un sentimiento favorable hacia la marca.
- La difusión
Las historias que anidan en el corazón de los individuos son trasmitidas por ellos a terceros y esa expansión genera una comunidad de individuos afines y predispuestos hacia la marca.
Personalmente me gusta contar historias asociadas a las marcas haciendo uso de personajes ficticios (asociados a los Buyer Persona), que evocan a personas que he conocido, personas inspiradoras que me han dejado huella. Sobre estos personajes, a los que defino hasta el último detalle incluso con su nombre (normalmente el de la persona que me inspira), construyo una existencia llena de situaciones y detalles vinculados a la marca, el modo en que ésta le puede ayudar siempre que la necesite y qué es lo que le puede aportar.