Luxor, “Xor-prende”. Siempre he dicho que uno de los viajes de obligado cumplimiento, por placer y por cultura es, Egipto. Territorio lleno de sensaciones, erudición, misterio y miles de emociones encontradas. Un lugar donde sus pobladores hace más de cinco mil años pertenecieron a una civilización vanguardista; por todo ello, después de mucho cavilar y tras varios viajes a ese territorio he llegado a la conclusión, que esos seres no eran terrenales.
En base a mi experiencia permítanme encaminarles por una de las urbes cultural e históricamente más seductoras de este planeta, Patrimonio de la Humanidad, anclada a una hora de vuelo desde su capital, el Cairo, y donde hace más de cuatro mil años nació una metrópoli que podría ser perfectamente de nuestro tiempo.
Luxor fue edificada sobre las ruinas de Tebas, la que fuera capital del Imperio nuevo del antiguo Egipto. Está situada en el valle del Nilo, aislada en medio de la nada, arropada por miles de kilómetros de arena abrasadora y dulcemente atravesada por una caricia del “Rey de los ríos” que da la vida y ha sido fiel testigo a través de 40 siglos, de cómo desde allí se expandía su sabiduría por todo el planeta.
Homero la denominó "La ciudad de las cien puertas", por los numerosos pórticos que hay en sus grandiosas murallas, y los árabes Al-Uqsur la "Ciudad de los Palacios", por sus magníficos, bellos y espectaculares edificios. Ella fue durante más de mil años, residencia de faraones, ciudad sagrada y morada de los Sumos Sacerdotes.
Es la capital de los grandes templos: Luxor construido principalmente por dos grandes faraones, Amenhotep III y Ramsés II. Su templo, constaba de dos grandes obeliscos situados a cada lado de la puerta de entrada, (uno de ellos, fue trasladado y erigido en la Plaza de la Concordia de París en 1833). Una sugerencia: visite Luxor primero de noche así podrá retroceder en el tiempo, y tal vez vislumbre los fantasmas del pasado. A través de una gran avenida flanqueada por hieráticas y vigilantes esfinges se llega al templo de Karnak; erigido para el culto del dios Amón, el más antiguo del mundo, y sin duda el centro religioso más influyente del Imperio. Un enorme museo a cielo abierto nos muestra importantes vestigios de la cultura del antiguo Egipto.
Olvídese del grupo…, no tenga prisa…, ralentice su mente, siéntese sobre la historia de este enigmático mundo, regocíjese de la grandiosidad y acaricie el pasado… las milenarias piedras le hablarán en silencio, las gigantescas estatuas le observaran atentamente… déjese llevar…y penetre en el pasado sin ningún tipo de aprensión.
Luego crucemos el Nilo y charlemos un rato con los colosos de Memnón, dos gigantescas estatuas gemelas de piedra en posición sedente de 18 metros de altura que representan al faraón Amenhotep III, talladas en bloques de cuarcita y traídas especialmente desde Guiza. Les aseguro que todo es tan grandioso, tan majestuoso y tan enigmático que parece inexplicable.
Otro de los puntos interesantes de visitar son las necrópolis de la ribera occidental, lugar donde fueron enterrados los faraones y nobles. El Valle de los Reyes está en una zona montañosa, árida y de difícil acceso, se consideraba "mágico" por estar presidido por una colina de perfecta forma piramidal. Se han descubierto más de 60 tumbas y 80 pozos funerarios en este yacimiento, y siguen las labores de investigación allí donde fueron sepultados los reyes de las dinastías XVIII, XIX y XX. Podremos entrar en algunas de las tumbas escavadas a cientos de metros de profundidad con una belleza única, con frescos y bajorrelieves que se le impregnaran en su retina para siempre.
Estos descubrimientos son, sin duda, uno de los más preciados hallazgos de la historia y de la arqueología mundial. Posteriormente nos dirigiremos al Valle de las Reinas construido para albergar las tumbas de las reinas y princesas, también conocido como el "asiento de la belleza". La tumba más famosa es la de la reina Nefertari. Contemplemos y dejemos que nos aborde la misteriosa energía.
Tras un par de días alojados en el Sheraton Luxor Resort a la orilla del Nilo desde donde se pueden contemplar las mejores puestas del sol que he visto en mi existencia; llega la hora de emprender un crucero de cuatro días por el manso y grandioso Nilo para reencontrarnos con el comienzo de la era de la sabiduría.