Mis viajes por este admirable planeta, desde muy temprana edad; el acto de conocer lugares, personas, costumbres, tradiciones, historias... me han hecho mucho más tolerante con cualquier situación; a la vez que me ha enriquecido ampliamente.
Que desafortunado es concebir estereotipos que te penetran subliminalmente, desarrollados por la sociedad que te rodea y por la información dictada que te impregna, y te desinforma. Por no contrastar lo difundido y complementarlo.
Esto es lo que ha sucedido con China. El cliché que me he creado a través de los input que he ido procesando, concibió en mí un destino distorsionado. No era un lugar preferente, dentro de mis prioridades. Pero, afortunadamente he dejado que la eventualidad interior no se convenciera por esta recreación que he realizado del país. Por ello “la causalidad” ha conseguido que este año haya surgido la oportunidad de visitarlo en dos ocasiones. Si este hecho no se hubiese confabulado, habría dejado pasar los años con una imagen injustamente equivocada. Hoy después de conocerla, me rectifico en mi ignorancia y posicionó a China como destino recomendado nº1. China es simplemente espectacular.
Me he recreado en su capital, Beijing, llena de historia, tradición, cultura y a la vez modernidad, he paseado por la Gran Muralla, me he impregnado de la magia de La Ciudad Prohibida, he vibrado en su Opera, una de las mayores expresiones de su cultura y he convivido, como uno más, en esta gran urbe de 17 millones de habitantes. He callejeado por su espectacular y vistosa capital económica y financiera, Shanghai, (el “New York” de Oriente); la ciudad que más brilla cuando el sol desaparece; donde se combina el mejor diseño, la modernidad, las nuevas tecnologías, espectaculares infraestructuras, con la historia legendaria. He levitado magnéticamente en el tren más rápido del mundo: el Maglev y he subido a edificios que rozan el cielo en esta ordenada ciudad de 18 millones de habitantes. He absorbido las tradiciones de la ciudad de Hangzhou, a orillas del río Qiantang, capital de la dinastía Song. Marco Polo dijo de ella que era “la ciudad más suntuosa y elegante del mundo”. He paseado por Suzhou una de las urbes más hermosas y famosas de toda China. Situada en la parte baja del río Yangzi, a orilla del lago Taihu en la provincia de Jiangsu, cuna de la cultura Wu. Existe un proverbio chino que dice: "En el cielo está el paraíso y en la tierra están Suzhou y Hangzhou”.
Y después de reordenar y saborear miles de imágenes y momentos. Lo primero que tengo que destacar de este dragón gigante, es su Seguridad. Ya existen pocos destinos en el mundo donde este valor, tan importante tenga niveles tan elevados. El segundo factor determinante: la amabilidad de sus ciudadanos y en tercer lugar, y no por ello el último: la Calidad Total (en todo). Este concepto, en comparación con muchos destinos, lo superan ya con creces. Uniendo estos tres componentes determinantes: Seguridad, Amabilidad, Calidad y agregándole: su historia y sus tradiciones ancestrales. Podemos establecer un precio medio de mercado y compararlo. Conclusión: resulta un país turístico con altos valores y unos costes muy razonables. En la actualidad, una estancia de 8 días, en los mejores hoteles, conociendo y visitando todo lo que permita el tiempo, degustando la mejor gastronomía, volando entre ciudades y comprando todo lo que luego nos permitan transportar de regreso, puede hacerse por unos 1.400 euros por persona. Añadamos que se encuentra a 10 mil kilómetros y por lo tanto a unas 10 horas de vuelo.
China es un destino turístico que lo tiene todo: clima, sol, playa, ríos, montaña, nieve, cultura, historia, tradiciones, gastronomía, compras al más alto nivel y también al más asequible bolsillo, movimiento, olores, serenidad, música, colores..., cualquier tipo de turista encontrara su lugar en este seductor territorio, ahora especialmente abierto al mundo y sin ningún tipo de cortapisa.
Es el país más grande de Asia, y el cuarto del mundo tras Rusia, Canadá y EEUU y el más poblado con 1.300 millones de habitantes. Será la segunda economía mundial en 2010 desplazando a Japón y los expertos ya pronostican que en 2020 superará a EEUU. En 2008, fue el cuarto país más turístico del planeta por detrás de Francia, EEUU y España. Pero los estudios vaticinan, si sus políticas siguen en el progresivo desarrollo económico y aperturista, que en menos de una década será el primero en el mundo. En turismo interior son los reyes.
Económicamente se prepara para llevar las riendas de la recuperación global junto a Alemania que son las dos principales potencias exportadoras del mundo. El gran dragón en 2009, ejercicio de profunda crisis económica internacional ha crecido por encima del 7,5%.
Con todos estos datos económicos y turísticos solo puedo decir que visitar China es de obligado cumplimiento y que los chinos son una especie de alemanes de oriente: serios, rigurosos, muy trabajadores, amables y altamente hospitalarios.