Para entender esta ciudad hay que saber algo de su historia porque la misma ha dejado una huella indeleble e identificable en sus edificios, en su gente y en sus costumbres. La historia de Budapest es la historia de tres ciudades: Obuda, “antigua Buda”, Buda, y Pest. Obuda, es la ciudad más antigua y en el siglo I a.C fue ocupada por las tribus celtas hasta la conquista de los romanos en el año 89 quienes la llamaron ”Aquincum. Derrotados en el año 896 d.C., por las siete tribus magiares éstas se instalaron en Aquincum, que pasaría a llamarse Óbuda, y edificaron dos ciudades nuevas, Buda y Pest separadas por el río Danubio. El nombre de “Budapest” combina ambos nombres
En el año 1000 se corona a Esteban I, primer rey de Hungría y en 1222 se otorgó la primera Carta Magna de la nación. Más tarde fueron invadidos por los mongoles y los turcos que convirtieron a Buda en la capital dejando a Pest deshabitada. Los turcos fueron derrotados en el año 1686 por los Habsburgo y Budapest pasó a formar parte de los dominios austriacos, lo que significó una época muy floreciente para la ciudad puesto que durante la misma se levantaron numerosas iglesias y edificios públicos.
En 1873 se unieron definitivamente Obuda, Buda y Pest bajo el nombre de Budapest, llegando a ser la segunda ciudad en importancia del Imperio Austrohúngaro, después de Viena.
Después de la Primera Guerra Mundial, el Tratado de Saint-Germain-en-Laye separó Hungría de Austria, constituyéndose el Estado Húngaro Independiente y con la firma del Tratado de Trianón de 1920, Hungría perdió Eslovaquia, Rutenia, Transilvania, el Banato de Temesvar, Croacia y Eslovaquia, más de dos tercios de su territorio. Al acabar la contienda Hungria cayó en la órbita soviética y con la posterior caída de la Unión Soviética en 1989, abandonó el comunismo y nació la República Húngara.
Es tal vez por los avatares que ha sufrido esta ciudad, o las dos ciudades por lo que resulta tan bella porque las huellas de su historia nos permiten encontrarnos con la que es considerada una de las ciudades más bellas de Europa.
Aquincum
Y, siguiendo la cronología histórica mi primera parada fue, claro está, Aquincum. Esta importante ciudad romana fue fundada tras la conquista de los celtas. Los restos de Aquincum fueron desenterrados a finales del siglo XIX constituyendo uno de los parques arqueológicos más grandes de Hungría. En las ruinas de Aquincum pude caminar por sus antiguas calles y contemplar los restos de los templos, tiendas, casas y baños de la ciudad pero quizás lo más original sea una rejilla de alcantarillado en una baldosa de piedra.
El museo de Aquincum contiene pequeña colección de restos celtas y romanos y, aunque en su publicidad reza “la más grande colección de monumentos de piedra del periodo romano en Hungria”, para mi sobra lo de la más grande, pero es que vestigios romanos en España tenemos para dar y tomar. Entre los objetos merece la pena destacar las estatuas y los mosaicos del primer piso.
Es difícil entenderse con los húngaros, no sé si como dicen porque son muy tímidos o porque no saben inglés, pero al final un buen samaritano nos explicó cómo ir en metro e incluso nos acompañó hasta la parada desde donde se inicia la famosísima avenida Adrassy. La Avenida Andrássy, Patrimonio de la Humanidad desde el año 2002, una de las calles más emblemáticas de Budapest, es grande, ancha, llena de edificios preciosos de bellas, palacios renacentistas balcones con plantas y flores. Paseándola y, casi por casualidad, me encontré frente a La Basílica de San Esteban, donde se exhibe una de las reliquias sagradas más importantes del país: la Mano Derecha del Santo fundador de Hungría, el rey San Esteban. Es el edificio religioso más grande de Hungría y, a pesar de su significado eclesiástico, fue propiedad estatal hasta 2001 que pasó a manos de la Iglesia. Dentro es de una gran belleza, dorados, mármoles rojo oscuro, negro y blanco, piedras preciosas, obras de arte, estatuas, pinturas, mosaicos de artistas húngaros de renombre. Tuve la gran suerte de que cuando me encontraba en el centro de la Basílica sonó el órgano y la melodía acrecentó la belleza del lugar. Resulta interesante que si bien desde el punto de vista arquitectónico no es basílica (ya que su plano tiene forma de cruz griega), desde el primer momento se la llamó basílica.
Al salir, la sed era casi insoportable porque hacía mucho calor y decidí tomarme una cerveza en una de las terrazas de la plaza, resultó que sería la mejor cerveza que me tomaría en los 7 días que pase en Hungría. Ya reconfortada continué mi camino por La Avenida Andrássy hasta llegar a La Ópera de Budapest que, diseñada por el arquitecto húngaro Miklós Ybl, es uno de los edificios neo-renacentistas más importantes de Hungría. La construcción del edificio se llevó a cabo entre 1875 y 1884 y fue financiada por Francisco José I, emperador de Austria y rey de Bohemia, con la condición de que ésta no fuera más grande que la Ópera de Viena y que los materiales y artistas fueran casi exclusivamente húngaros.
El interior es impresionante. Me senté en uno de sus 1261 asientos y disfrute imaginándome a la emperatriz SISI, Romy Schneider para mi, sentada en uno de los balcones laterales para poder ser vista por todos, ya que las malas lenguas dicen que era muy coqueta y algo engreída. El palco central solo podía utilizarlo cuando iba acompañando al emperador (el machismo también existía entre la realeza). En la gran escalera principal, un espejo al final de la misma permitía a los emperadores disfrutar de la grandiosidad del interior sin tener que mover la cabeza a los lados, algo prohibido por el protocolo. Paseé por las distintas estancias llenas de luces, dorados, esculturas…todo muy barroco. Y para finalizar el recorrido por el interior del edificio nos deleitaron con un Aria. El exterior del edificio está decorado con esculturas de famosos músicos y compositores como Frank Listz.
Otro de los atractivos de Budapest son sus Balnearios. En 1934, Budapest recibió el título de “Ciudad de Balnearios”por sus aguas termales con temperaturas de entre 21ºC a 78ºC, que brotan de 118 fuentes naturales y de pozos artificiales. Aunque el más famoso es el Balneario Gellert, con su piscina principal que ha salido tanto en revistas como en anuncios de televisión nosotros visitamos el Balneario Széchenyi, uno de los recintos termales más grandes de Europa. Inaugurado en 1913 de estilo neogótico tiene en su interior 15 piscinas, 3 grandes al aire libre, las más impresionantes, y 12 pequeñas en los recintos del interior. También si así lo quieres puedes encontrar varias saunas y salas de masajes. Es curioso que en la más caliente de las piscinas exteriores te encuentras a húngaro jugando al ajedrez en el agua.
Después de la cena de recepción con los demás periodistas de diferentes países y, acompañada por otro miembro de la asociación me decidí a conocer los afamados y desconocidos para mi “RUIN PUBS o “RUIN BARS”. Budapest es una ciudad muy cosmopolita y vanguardista, que me recuerda a Berlín por su creatividad y originalidad, como pude comprobar esa noche. Los ruin pubs son locales que se abren en edificios de más de 100 años, en establecimientos comerciales e incluso barcos que han quedado vacíos y abandonados. Con una decoración espectacular y original, aprovechando las paredes desconchadas, los huecos de las puertas ya inexistentes, las ventanas rotas como diseño de interiores, a lo que se une trastos viejos, aparente chatarra, estatuas inverosímiles, que mezclados crean un ambiente vanguardista y juvenil. Muchas artistas muestran su arte y es fácil encontrarte con exposiciones y conciertos mientras te bebes una copa. Con estas premisas seleccione el “Instant” del que había leído que “Estar en Instant es una experiencia surrealista” lo que aumento mi curiosidad. No me defraudó. Es un edificio de apartamentos enormes que se abrió hace 6 años y en sus diferentes plantas y habitaciones, decoradas de formas sorprendentes, se encuentran situadas 6 barras, 2 patios y 4 discotecas. La impresionante instalación que cubre uno de los patios con una especie de maratón de conejos y un enorme búho con alas de águila y patas de cordero crean un ambiente surrealista.
Un chupito de “Unicum”, un licor de hierbas considerada bebida nacional a pesar de ser una marca comercial y me fui a dormir para continuar descubriendo Budapest.