Su territorio, situado en el este de Asia y al oeste del Océano Pacífico, ocupa una superficie de 9.600.000 km2, lo que le coloca en el tercer lugar del mundo en extensión después de Rusia y de Canadá. Limita con Corea por el este; con Mongolia por el norte; con Rusia por el noreste; con Kazajtán, Kyrgyzstán y Tadjikistán por el noroeste; con Afganistán, Pakistán, India, Nepal, Sikkin y Bután por el oeste y sudoeste; y con Myanmar, Laos y Vietnam por el sur.
De entre todas las riquezas que componen este vasto país (que cuenta con todo tipo de recursos naturales -montañas, ríos, lagos, bosques, praderas, ganadería, fauna, flora, minerales, petróleo, carbón, etc-) me llama especialmente la atención el inmenso valor de su variopinto componente humano.
Con una población de 1.200 millones de personas China es el país más poblado del planeta. Uno de cada cinco habitantes de la Tierra es chino. El rápido crecimiento demográfico que amenazaba con una superpoblación llevó al Gobierno chino a instalar en la década de los 70 un sistema de planificación familiar para controlar la natalidad. Este sistema se basa principalmente en propiciar el retraso de la edad de iniciar matrimonio y en la procreación de solo un hijo por parte de cada matrimonio. Solo a algunas minorías étnicas que viven en el campo se les permite un segundo hijo por las especiales características de la vida familiar en el medio rural. El divorcio es difícil y a la divorciada no se le permite un segundo hijo en el nuevo matrimonio. Para no propiciar la preferencia por el niño varón frente a la niña con lo que se desequilibraría el porcentaje entre sexos tampoco se permiten las ecografías predictoras del sexo.
Desde el punto de vista de las relaciones humanas lo más sobresaliente e importante de este grandioso país es su variedad étnica. Hay 56 nacionalidades o minorías étnicas diferentes distribuidas por todo el territorio nacional, aunque hay provincias donde se concentran varios tipos de diferentes nacionalidades. Cada una de estas étnias tiene sus propias y específicas características, su lengua y (a veces) escritura propia, hábitos y costumbres bien diferenciados, y creencias religiosas diferentes entre sí. En las zonas donde coinciden varios grupos étnicos diferentes hay convivencia en perfecta armonía, respetándose sus diferentes concepciones de la vida.
En la Provincia de Yunnan existen 24 nacionalidades que se respetan y viven en paz desarrollando cada una su propia identidad cultural. Atraída irresistiblemente por este conglomerado humano como una mosca por la miel, me desplacé desde la imperial y majestuosa Pekín (centro de poder económico, político, cultural y comercial) hacia el suroeste de China.
Atrás quedaba la vieja Beijing con más de 3.000 años de existencia: la mítica Ciudad Prohibida, fiel reflejo del estilo tradicional de la arquitectura china, con su grandiosa estructura palaciega cuyas paredes de color rojo brillan al atardecer como una hoguera encendida y por cuyos palacios de mármol blanco caminó hacia el salón del trono el último emperador; el Palacio de Verano se encuentra al noroeste de pekín y es uno de los parques imperiales más majestuosos, destacando en él el Lago Kunming, la Colina de la Longevidad, y sus galerías y balaustradas decoradas con primorosa paciencia y gran profusión de colores; La Plaza de Tianamen que impone por sus dimensiones (40 hectáreas) y por la intensa vida que en ella se desarrolla al ser el corazón latente de la gran ciudad; el Templo de los Lamas, construido en el siglo XVII, con su imponente estatua de Buda de 26 metros de altura y 3 metros de diámetro. Desde la altura del avión se puede contemplar perfectamente la silueta de la obra maestra de los chinos: la Gran Muralla. Esta colosal pared recorre 6.350 kilómetros, siendo la única construcción terrestre que puede verse desde la luna. Su estructura es maciza, con base de piedra y ladrillo. En su parte más ancha pueden pasar a la vez cinco jinetes, siendo la altura media de unos 7,8 metros. Se inició en el siglo VII, cuando China estaba dividida en principados feudales. Los señores protegían sus dominios mientras que al mismo tiempo se ponían a cubierta del peligro de los hunos. El primer emperador de la dinastía Qin- Qin Shi Huang- ordenó unir los diferentes trozos, unificando el muro y formando la Gran Muralla, que luego fue reconstruida en la dinastía Ming.
El avión de la compañía China NorthWest recorre en hora y media el trayecto entre Pekín y Xian. Xian es una ciudad con una muralla bien conservada de 15 kms., que circunda todo su casco antiguo. Sus calles están repletas de bicicletas que se mezclan con los coches en una constante pugna por el dominio del asfalto. Hay que encontrar la belleza de la ciudad en sus monumentos y en su historia. Durante 2.000 años (entre 1.100 a.C. y 907 d.C.) fue capital de China y centro neurálgico de intercambio cultural y comercial con otros países. Allí se iniciaba la fabulosa Ruta de la Seda, que unía dos continentes y dos imperios (China y Roma) a través de 7.000 kilómetros. El intercambio comercial que se desarrollaba a través de las caravanas que hacían la Ruta de la Seda no fue lo más importante en este canal de comunicación entre los dos continentes. Junto a las apetecidas mercancías se filtraba el mayor tesoro que los pueblos intercambian entre sí: el conocimiento, la filosofía, el pensamiento. A través de este camino se introdujeron en China el nestorianismo cristiano, el maniqueismo persa, el budismo de la India, y el islamismo.
Con la dinastía Tang (siglos VII al X) Chang'an -Paz Eterna- (la actual Xian)alcanzó su máximo esplendor. Allí vivían 6.000 diplomáticos, estudiantes, sabios, artistas, monjes, funcionarios y comerciantes de varios países. De aquellas épocas de esplendor Xian conserva la hermosa Gran Pagoda de la Oca Silvestre (construcción en forma de pirámide cuadrangular donde se guardaban sutras budistas traídas desde la India), la Pequeña Pagoda de la Oca Silvestre (de elegante silueta y 43 metros de altura), así como las torres de la Campana y del Tambor, y la mezquita árabe-china.
Sin embargo, la obra monumental que ha puesto el nombre de Xian entre los lugares poseedores de "maravillas del mundo" es el incomparable ejército de soldados de terracota. En 1974, cuando unos campesinos estaban perforando sus terrenos para hacer un pozo, descubrieron este insólito mundo subterráneo. Asustados ante tamaña obra los tomaron por monstruos que salían de las entrañas de la tierra. El foso está situado al este de la tumba del emperador Qin Shi Huang. Hay más de 6.000 figuras de guerreros y caballos de terracota a tamaño natural en perfecta formación de combate, con sus armaduras, arcos y flechas. Es asombrosa la habilidad de los escultores que tallaron estas piezas hace más de 2.000 años, pues todas las caras son diferentes y tienen distintos gestos. El emperador Quin quiso que este fantástico ejército le protegiese en el más allá. Para lograr sus fines no reparó en gastos ni en el coste de vidas humanas. 700.000 prisioneros trabajaron a destajo durante 36 años. Los arqueólogos trabajan en la actualidad esperando encontrar el gran descubrimiento: la cámara mortuoria del emperador donde, según relatan las crónicas, se halla la imagen del Universo: una bóveda azul cubierta de miles de estrellas, que son perlas de inmenso valor. Mientras la ciencia arqueológica despliega sus conocimiento y va horadando las entrañas de la tierra en busca del codiciado tesoro, el emperador Qin descansa en su lugar secreto protegido por sus guerreros de terracota que hacen guardia permanente en las profundidades de la tierra.
Desde el asombro permanente abandono este fabuloso lugar camino del aeropuerto. A pesar de que solo hay 70 kilómetros hasta Xian, el camino se hace interminable debido a la desorganización viaria. En el estrecho camino dentro de la ciudad, una vez dejada la autopista, se mezclan en un disparatado amasijo coches, bicicletas, carritos tirados por bicis o por hombres, camiones y transeúntes. Los atascos y embotellamientos son constantes. Finalmente llegamos al aeropuerto, donde un avión de la compañía China Yunnan Air cubre en dos horas el trayecto hasta Kunming, capital de la provincia de Yunnan.
En el suroeste de China. Yunnan
Situada en el suroeste de China, atravesada por el trópico de Cáncer y con una extensión equivalente a 1,5 veces España, esta provincia de la República popular china se distingue por su espectacularidad paisajística, su benigno clima subtropical con varios microclimas, sus fértiles cosechas y por la diversidad étnica que la habita. Las cumbres de las estribaciones del Himalaya se yerguen imponente desde la vecina Región Autónoma del Tíbet con sus crestas nevadas, regando la región con sus famosos ríos Azul (Yangtse), Mekong, Salween, etc. que discurren entre imponentes cañones. En las planicies los lagos salpican el verde paisaje de praderas y colinas. El monzón se extiende aquí desde mayo a octubre. En esta región los botánicos de todo el mundo tienen un auténtico laboratorio natural, pues proliferan las plantas medicinales (de las que hacen buen uso los habitantes del lugar) así como ciertos tipos de flora únicos en el mundo (flores de rara apariencia y gran tamaño), siendo la camelia y el rododendro el orgullo de la región.. Aunque cada vez son más escasos, aún se pueden ver en algunas zonas animales salvajes, como tigres, elefantes (cerca de Laos y de Myanmar), osos y leopardos (cerca del Himalaya), inmensas variedades de pájaros, mariposas, peces, monos, etc. Otra característica que ha dado fama a Yunnan es el haber sido la cuna del homo-sapiens en China (homo erectus yuanmon), anterior al hombre de Pekín, que cuenta con 1,7 millones de años.
La historia de esta remota región de China está llena de luces y sombras, de misterios e invasiones. Durante los primeros 1.000 años de la historia de China fue una olvidada parcela, región salvaje habitada por tribus no chinas alejadas de la civilización. Sin embargo, investigaciones realizadas revelan que en el año 1.200 a.C. se desarrolló una cultura en los alrededores del lago Dianchi: fue el reino de Diam, temibles cortadores de cabezas que desarrollaron métodos agrícolas y algunas artes cerámicas. El reino fue invadido por un príncipe del valle del río Yangtse, quien gobernó hasta que la Dinastía Han, consciente de la prosperidad que suponía la gran Ruta de la Seda entre China y Europa, extendió un ramal de esta ruta por el sur para alcanzar la India a través de Yunnan y conquistó toda la zona. En el siglo XIII el mongol Kublai Kan, tras conquistar Yunnan, partió hacia la conquista de Pekín. Musulmanes y mongoles poblaron la provincia hasta que la dinastía Ming expulsó a los mongoles en el siglo XIV y gobernó durante tres siglos hasta la llegada de la Dinastía Qin (1644-1911).
Esta epopeya histórica repleta de avatares muestra la situación estratégica de una provincia de grandes recursos naturales, situada en una encrucijada de caminos, y lugar de paso y objeto de conquista por naciones o regiones vecinas con diferentes objetivos: control para el seguimiento de la ruta sur de la seda; aprovechamiento y expolio de sus riquezas faunísticas, minerales, de flora, de suelo y de agua; lugar de establecimiento e instalación de poder; lugar de base para otras conquistas limítrofes; e incluso lugar donde esconderse y base para atacar nuevamente de dinastías destronadas, etc. Lo cierto es que, al igual que sucede en todos aquellos pueblos sometidos a diversas conquistas sucesivas por parte de otras culturas, la provincia de Yunnan se ha visto enriquecida a lo largo de los siglos por una multitud de influencias de razas, lenguas, culturas, religión y arte que han configurado esta extraña y hermosa mezcla que conforma hoy día al pueblo de Yunnan. Los Han forman la nacionalidad más importante, constituyendo el 94% de la población. Pero hay otras 25 minorías étnicas que ocupan el 60% del territorio, sobre todo las zonas fronterizas estratégicas. A lo largo de la historia dos poderosas dinastías, la Yuan (mongola) y la Qin (manchú) dieron testimonio de la ascendencia de población no china en momentos muy críticos.
La llegada a Kunming se produjo un 25 de septiembre. El día 27 se celebraba en la Provincia de Yunnan el DÍA MUNDIAL DEL TURISMO con el tema monográfico de "Minorías Étnicas". Durante 4 días se realizó un circuito por las zonas de Kunming, Lijiang y Dali, en el que las manifestaciones folclóricas, gastronómicas, visitas paisajísticas y de arte fueron constantes y apabullantes. Creo que nunca más se producirá una circunstancia tan extraordinaria para estudiar y participar en el conocimiento de tan variado y extraordinario componente humano.
Aunque todas las 24 minorías étnicas participaron en el evento y hubo constantes festejos durante las mañanas, tardes y noches en los que pude observar las diferentes razas, vestimentas, manifestaciones folclóricas y gastronómicas, centré mi atención y estudio en tres etnias cuyos habitáculos recorrí en esos días acompañada siempre por personas de su propia etnia, quienes me facilitaron toda la información que les fue posible sobre sus modos de vida y costumbres. Tanto las autoridades turísticas provinciales como las de las correspondientes prefecturas se volcaron en atenciones e informaciones a pesar de la enorme dificultad que representaba mi ignorancia del idioma chino y de sus otras lenguas. Los pueblos con los que compartí esas jornadas fueron: los sani (rama de los yi), habitantes del Bosque de Piedra; los naxi, de Lijiang; y los bai, de Dali.
Con los sani en el Bosque de Piedra
A 126 kms. al sureste de Kunming, la "ciudad de la eterna primavera" o "capital de las flores" (durante todo el año su temperatura media es de 15 grados y su altitud es de 1.800 metros sobre el nivel del mar) se encuentra una de las maravillas de la naturaleza más sorprendentes en esta región. Es el Bosque de Piedra, 300 kms2 de extensión donde enormes pilares de roca kárstica formados hace 280 millones de años se han erosionado por la acción del viento y del agua durante miles de años. Estos pilares están erguidos en vertical apuntando al cielo y toman extrañas formas configurando un tupido bosque. Imponentes montañas rodean la zona. Las rocas se dividen y bifurcan en formas caprichosas a lo largo de un sendero habilitado para el visitante que, asombrado, atraviesa lagos subterráneos, descubre cada vez nuevos recintos donde caprichosos puentes entre piedras picudas atraviesan riachuelos que se esconden en las formas calcáreas, dando la impresión de un bosque encantado donde en cualquier momento todas aquellas moles pétreas se volverán a trasformar en madera y hojas. Tras un recodo del camino se distinguen dos luchadores pétreos en plan de batalla, un poco más adelante una madre en actitud cariñosa con su hijo. A lo largo del camino hay que descender hacia grutas excavadas para luego remontar a través de pequeños desfiladeros a cuyos lados unas elegantes formas semejan hojas de bambú o espadas apuntando hacia arriba. Hasta llegar al templete de la cima (de arquitectura china) la serpenteante ruta atraviesa intrincados laberintos. A lo largo de todo el camino una bella joven sani ataviada con la vestimenta colorista de su pueblo me va explicando a través de un intérprete de chino-inglés las peculiaridades del terreno y sus hermosas leyendas. Los sani son inteligentes, diligentes, dotados para la música y las bellas artes, y con una inclinación ancestral a creer en leyendas y relatos.
Me cuenta que hace muchos años hubo entre los sani una mujer muy hermosa, inteligente y de buen corazón, de nombre Ashina, enamorada del joven Ahei. Ambos vivían felices en el entorno del bosque, pero una bruja (celosa de su felicidad) se la llevó a su castillo encantado. Tras muchas tribulaciones Ashei logró rescatarla. Cuando ambos huían, los poderes de la maga provocaron una inundación del río, que se tragó a la bella, separando para siempre a los amantes. Su pueblo nunca la olvidó y en medio del lago se erige una enorme piedra con forma de mujer. Ashina es la bienamada de su pueblo. Sobre esta leyenda los sani han elaborado un famoso drama musical, poético, que forma parte de la música y drama en toda China y en el extranjero, siendo traducido al ruso, inglés, alemán y francés, y llevado al cine en 1950. Todos los años el día 24 de la sexta luna del calendario lunar (finales de julio, primeros de agosto) los sani se reúnen con otras ramas de los yi y celebran el festival de las antorchas. Durante el día se tocan el hulushang (instrumento de viento hecho a base de cañas de bambú y calabazas) y el dasanxian (instrumento de tres cuerdas), y cantan y bailan. Durante la fiesta se procede a la lucha frontal de dos toros que se arremeten con su descomunal fuerza. El punto culminante es la noche, cuando tiene lugar una vistosa procesión de antorchas en la que participa todo el pueblo.
Los sani, y en general toda la familia de los yi, creen que sus tradiciones provienen del principio de la creación. El mundo fue creado por una diosa, así que las mujeres son la base fundamental de la familia. El hombre trabaja y confía el cuidado del dinero. del grano, de la cosecha o cualquier cosa de valor a la custodia de la mujer, que es la que lo administra. A falta de escritura los yi han creado un libro pictográfico en el que se cuentan su historia y tradiciones que pasan de generación en generación. Hablan el sani (lengua de procedencia chino-tibetana), pero las nuevas generaciones no lo escriben.
La vestimenta de la mujer yi difiere de una mujer a otra, pero tiene como denominación común el estilo, el brillante colorido y la atención que prestan a la decoración de las telas. Las sani llevan un turbante adornado con siete líneas bordadas a siete colores que hacen alusión al arco iris. Los ornamentos de sus ricos ropajes (collares, pendientes, brazaletes, etc.) son de plata, jade y a veces oro. Toman de la naturaleza (cielo, flores, pájaros, insectos, peces, el, sol, la luna, la lluvia, etc.) los motivos de decoración de sus trajes. La muchacha sani que me sirvió de guía era un fiel prototipo de su raza. Tenía una estatura más bien alta, complexión delicada, y rasgos y piel muy finos. Su traje consistía en una falda y una blusa con todos los adornos y suplementos propios de un pueblo que se borda con paciencia y arte todos sus aditamentos. Orgullosa de su pueblo y de sus leyendas, cuando descendíamos del alto templete del Bosque de Piedra me contó una hermosa historia de su pueblo: Un pastorcillo llamado Ruoer se enamoró de la bella Ruozi, a quien también pretendía el jefe del poblado, Muge. Éste, tras intentar en vano el amor de Ruozi mató al pastor. Cuando se quemaban en la pila funeraria los restos del joven, su enamorada saltó al fuego y murió con él. El malvado Muge, celoso aún tras la muerte de los dos amantes, llevó los restos de la joven a otra colina para que no estuviesen juntos después de la muerte. Cuando, por fin, ambas piras funerarias ardieron en diferentes colinas, una llama roja se desprendió de cada pira, ascendiendo hacia el cielo donde se fundieron en un abrazo y se convirtieron en un hermoso arco iris. Desde entonces todas las sani llevan pañuelos con los colores del arco iris.
Tras acabar el relato sonrió plácidamente mientras mostraba un enorme desnivel donde una gigantesca piedra caía reposando en el lago, que reflejaba en sus aguas cristalinas los puntos afilados de las rocas circundantes y un manojo de acacias que milagrosamente sobresalían de un pedregal. Mientras descendíamos en silencio, nuestra amiga se topó con una compañera y entre risas y charlas comenzaron a cantar una hermosa canción. Este pueblo está especialmente dotado para la música y en aquel escenario prodigioso, con el colorido de sus vestimentas y el cielo azul sobre nuestras cabezas, las voces se elevaban desde la profundidad hasta la estridencia. La articulación se produce conjuntando las cavidades torácica y nasal y la cavidad de la laringe. Llenan de aire sus pulmones y completan una tonada sin respirar. A continuación cogieron una hoja silvestre, la colocaron sobre su boca, y produjeron sonidos imitando a una trompeta.
Algunas costumbres de los sani
Un momento importante en la vida de las mujeres yi es cuando alcanzan la madurez, que sucede tras la primera menstruación. Éste es el momento en que deben cambiar su falda. Se quitan la falda de niña y se ponen la de mujer. Esto sucede entre los 14 y los 17 años, pero no a los 16, porque esta edad no se considera propicia (según los augurios) para cambiarse de falda. Los ancianos de la aldea escogen la fecha exacta en que se produce este evento. La ceremonia tiene tres etapas. En la primera hay que cambiar el tocado de la cabeza, añadiendo nuevos adornos. Después se ponen una falda hecha con tres piezas de tela negra, roja y blanca en vez de la falda roja y blanca que llevan de niñas. En la última etapa tienen que cambiarse los pendientes y ponérselos de plata, en lugar de las cintas o cuerdas que tenían cuando eran niñas. Durante la ceremonia una mujer anciana se encarga de cambiar las faldas, y se inician los ruegos y oraciones para la nueva mujer mientras se rodean su cabeza y cadera con la falda. Tras estos rituales la niña se convierte en mujer y comienza a formar parte de la familia de su futuro marido. Antiguamente, después de la ceremonia de cambio de falda, si una chica tenía 17 años debía casarse inmediatamente o de lo contrario no formaría parte de la familia del novio. En esta etnia, como en general en toda China, es mejor considerado el nacimiento de un niño que el de una niña porque se continúa la estirpe familiar y porque el chico será más fuerte para los trabajos del campo. Por ello, las familias acuden a determinados templos para rogar por tener hijos varones.
En el año 1910 se estableció la primera escuela en la zona, pero hasta la década de 1950 (en que empezaron a acostumbrarse a llevar a las niñas para que adquirieran una cierta educación) los habitantes de esta región consideraban que "una mujer educada no es virtuosa". Por ello los niños acudían a la escuela, pero las niñas no.
Otro momento importante en la vida de los sani es cuando se casan. Antes de 1949 el matrimonio se realizaba casi exclusivamente entre los miembros del mismo clan, siendo un caso extraordinario las bodas entre diferentes familias étnicas y muy escasas la realizadas entre diferentes ramas del mismo tronco étnico. Antiguamente se recurría a la figura de un intermediario (hombre o mujer) que arreglaba los compromisos entre las familias de los contrayentes; acudía a la casa de la joven con algún presente (dulces o vino de arroz) para realizar la proposición en nombre de la familia del novio. Si la mujer aceptaba, se fijaba una fecha para la boda y se comenzaban los preparativos mucho tiempo antes. Aunque en algunos lugares aún se sigue realizando esta práctica, actualmente las jóvenes sani eligen libremente a sus esposos (normalmente durante las fiestas o en otras ocasiones en que se reúnen los jóvenes de los pueblos vecinos).
Hoy día las familias sani siguen dependiendo en gran medida de sus productos agrarios y de sus ganados, pero la vida moderna y la instalación de fábricas textiles ha revolucionado en gran medida la economía de estas familias. Especialmente las mujeres, cuya habilidad en el bordado es extraordinaria y se ha trasmitido de generación en generación, han encontrado un medio de aportar dinero extra proporcionando un bienestar a su familia. El gobierno auspicia el desarrollo de la industria y la formación e integración de la mujer en el mercado de trabajo, con lo que la calidad de vida de muchas de estas familias ha subido de forma espectacular durante los últimos años. Estas nuevas actividades suponen en algunas casas traslados o separaciones de los vínculos familiares, por lo que entre la sociedad sani los ancianos se replantean los beneficios de la sociedad moderna al mismo tiempo que crece un sentimiento de afirmación de su etnia, de sus costumbres, y de sus herencias culturales y lingüísticas.
El Bosque de Piedra y los sani que habitan en sus alrededores parecen sacados de un cuento de hadas. El benigno clima; la luz que se filtra por las paredes de las rocas; los lagos y corrientes de agua subterránea, las imponentes formaciones pétreas circundadas por las poderosas montañas; los pacíficos, amistosos y acogedores sani...todo ellos forma un idílico marco. Desde el estrecho sendero por donde abandonamos la última visión de esta singular obra de la naturaleza se distinguen dos afiladas piedras enmarcando un fulgurante campo de camelias rojas y al fondo el azul del lago cuajado de lotos. Es como una visión de encantamiento que no puedes dejar de mirar temerosa de que repentinamente pueda desaparecer, al igual que la mágica Brigadoem del famoso musical de Vincent Minelli que con ojos asombrados contemplaba Gene Kelly.
La cocina de Yunnan y las plantas medicinales
Por la noche, en el Hotel Kunming, tuve ocasión de degustar la famosa comida de Yunnan. A lo largo de 40 platos diferentes la cocina china de esta zona iba desgranando lo mejor de sus productos. Algunos platos tienen la influencia de la vecina provincia de Sichuan, incluyendo especias y picantes. Otros platos se ven enriquecidos por las corrientes migratorias de las provincias de Jiangsu y Guandong, aportando el gusto de la cocina del este de China. Pero la despensa y base fundamental de la rica y variada cocina está constituida por los propios recursos de la zona. Se producen aquí durante todo el año una gran variedad de vegetales de alta calidad. Ríos y lagos proporcionan pescado fresco. La caza es abundante y los animales criados en granja completan el abundante cuadro gastronómico.
La gran especialidad es el xuaiwei huotui o jamón de Yunnan. Es jamón muy curado que se sirve cocido junto con un exquisito queso blanco. Otra especialidad es la anguila, sobre todo en primavera y verano cuando se captura en los húmedos arrozales. Se cuece en una sabrosa salsa con ajos y menta. El más sabroso de los pescados es el datouyu, un pez de gran cabeza y exquisito sabor que se pesca en los ríos de la zona. Se prepara en una cacerola con raíces tiernas de bambú, lilas cogidas en el día, setas, trozos de pollo y de cerdo, jamón, pepinos, etc.
Entre los platos de vegetales que desfilaban por la mesa como un verdadero ejército gastronómico había profusión de setas, ya que hay una enorme variedad en los bosques cercanos. Algunas saben a pollo. Yunnan es un paraíso para los vegetarianos: raíces de loto tierno, hojas de bambú, guisantes tiernos, brecol, judías, una especie de ajetes verdes nada fuertes al paladar, etc.
Las sopas constituyen otro festival para los que las apetecen. Las hay de todo tipo, cocinadas con frecuencia a la lumbre y con gran cantidad de elementos. Una muy especial es la sopa al vapor cocinada en un recipiente de barro muy peculiar. Es circular y tiene un tubo interior que hace circular por dentro el vapor sin que se escape. El pollo así cocinado produce una exquisita sopa hecha al vapor, a la que se añaden plantas medicinales para potenciar su sabor y favorecer la salud en base a ginseng, hierbas digestivas y gusanos del Himalaya. El "pote caliente" o huoguo es muy energético. Se le conoce también como fondue china. Fue introducido en yunnan por el conquistador mongol Kublai Kan, hijo de Gengis Kan. La cazuela de barro llega a la mesa hirviendo con una docena de ingredientes previos (vegetales, diminutas bolitas de carne, pequeñas tortillas, habas, etc). Se ponen al lado del comensal otros ingredientes medio crudos que cada uno cuece a su gusto.
A los chinos les divierten los juegos en toda ocasión. Un juego de comensales consiste en buscar cada uno en su plato por si encuentra alguna diminuta bola de carne. El que encuentra una es un poco feliz; si se encuentran dos, se es más feliz; si encuentras 3 o más, eres muy feliz. Todos los comensales se dedican a buscar las bolitas que hay en su propio plato. Yo encontré 3, lo que me valió la felicitación de todos y me auguraron larga vida y felicidad.
A lo largo de los 40 platos de la cena se degustan otras especialidades: el pato laqueado, los spaghetti de arroz a la novia que cruza el puente. Estos se componen a su vez de 4 platos: sopa de pollo muy caliente, un plato de carnes variadas poco hechas (cerdo, riñones de cerdo, hígado de cerdo, etc.), un plato de vegetales cocidos, y un cuenco de spaghetti de arroz. El nombre del plato procede de una leyenda en la que un joven se estaba preparando para realizar el examen que le permitiría ingresar como funcionario imperial. Para concentrarse en el estudio acudía a un pabellón situado en el lago sur y se olvidaba de ir a comer a casa. Su mujer inventó este plato, que se conservaba caliente mientras se lo llevaba y tenía que atravesar un puente. Una especialidad de la zona, que yo no probé, es un plato de abejas fritas. Según mi marido sabían a chanquetes.
La bebida se compone de zumos naturales de diversas frutas, y de vino y aguardiente de arroz. El té y la miel, con pastelillos de sésamo y otros ingredientes entre los que se encontraban uvas y frutos tropicales, completaban el menú.
Este tipo de cenas y comidas, con 30 ó 40 platos, nos fueron ofrecidas a lo largo de las cinco jornadas en que se celebraba el DÍA MUNDIAL DEL TURISMO en la provincia.
Plantas medicinales
Las plantas medicinales proliferan en toda esta provincia, a donde acuden investigadores y naturalistas para incorporarlos a la farmacopea moderna. Muchas de ellas aún no son suficientemente conocidas; otras están en fase de experimentación para delimitar el grado en que son beneficiosas para la salud humana, y muchas otras se utilizan y se venden en las farmacias. Hay que indicar que en china hay un registro sanitario para la llamada "medicina tradicional" (confecionada principalmente con hierbas) y que en las universidades coexisten las Facultades de Medicina Moderna (de tipo occidental) y de Medicina Tradicional.
Las minorías étnicas y los pobladores de la zona utilizan en sus casas preparados y cocimientos trasmitidos de generación en generación, ya que antes no había médicos y tenían que recurrir a sus propios conocimientos. Entre las plantas más conocidas están : ginseng, gastrodia elata (para los males estomacales), baigao (polvitos blancos sacados de una planta, muy eficaces para las hemorragias, heridas, etc.).
Celebración del DÍA MUNDIAL DEL TURISMO
El 27 de septiembre tuvo lugar en la gran explanada del Parque Étnico de Yunnan en Kunming un gran espectáculo en el que todas las minorías étnicas de China se dieron cita. Fue un auténtico estallido de luz, color, música y danzas. Las diferentes etnias desfilaban a lo largo de una gran avenida que desembocaba en un recinto circular con gradas cubiertas al aire libre. Los ricos trajes de cada etnia rivalizaban en colorido, superposición de telas ricamente bordadas y ornamentos metálicos. El parque Étnico es una reproducción de todos los poblados de las 24 minorías étnicas que hay en la Provincia de Yunnan. En cada poblado se puede apreciar cómo son las construcciones de las viviendas, los atuendos de sus gentes, cómo se desarrolla su vida cotidiana, las manifestaciones religiosas, etc. En el pabellón de los va, tribu que vive en las zonas montañosas del suroeste de Yunnan, pudimos contemplar una ceremonia ancestral consistente en el sacrificio de un pollo al que cortan el cuello. Manchan la cara y el cuerpo con la sangre del animal y ofrecen los huesos a su dios tutelar para comprobar los buenos auspicios. Los rasgos físicos de los va se aproximan más a los indios de la Amazonía que a los chinos. Es una sociedad de las más primitivas de la zona.
Después de visitar este interesante Parque Étnico llegué hasta las colinas del oeste de la ciudad, a la Cueva del Dragón, que es un templo enclavado en el pico de una montaña desde la que se divisa una hermosa vista de la ciudad de Kunming, del lago, del Parque Étnico, y enormes parcelas de campos cultivados.
En Lijiang con los naxi
A la mañana siguiente, tras desayunar varias sopas de diferentes preparados a las cinco y media de la mañana, emprendo vuelo desde Kunming a Lijiang en un trayecto que dura 50 minutos.
Lijiang, también llamada Dayan, es una pequeña ciudad remota de la profunda China y está situada en un hermoso valle rodeado por los inmensos picos de las estribaciones del Himalaya. Nada más llegar al aeropuerto, sin detenernos en la ciudad, nuestro guía de nacionalidad naxi nos acompaña por una empinada carretera hacia la montaña del Dragón de Jade Nevado (montaña Yulong) situada a 15 kilómetros en dirección norte, atravesando un idílico paisaje con campos cultivados de arroz, tabaco, maíz, etc. Al pie de la montaña se toma una cabina de teleférico que asciende hasta 3.200 metros de altura. Al final del teleférico se abre un denso bosque con un pequeño camino por el que penetramos acompañados de la joven naxi. Está lloviendo y en la espesura boscosa suenan las gotas de lluvia y nuestros pasos. Caminamos como 20 minutos hasta llegar a un enorme claro donde muchos jóvenes de diferentes familias étnicas, ataviados con sus mejores galas, cantan y bailan ajenos a la lluvia que cae persistente y tenaz. Estos jóvenes celebran el DÍA MUNDIAL DEL TURISMO con la alegría propia del acontecimiento y contentos por haber sido escogida su ciudad para la celebración. Sus vistosos trajes lucen a pesar de la humedad que cala los ropajes. Nos cuentan que en los días claros (que son muy frecuentes en este lugar) el inmenso pico nevado (5.596 metros de altura) preside el gran claro del bosque, haciendo de este lugar un sitio de recreo donde las familias vienen a pasar los días de fiesta. La cercana y cerrada niebla impide ese día contemplar la belleza de la nieve eterna. Debido a la inclemencia del tiempo no nos detenemos un gran rato en el festejo. Al descender de la montaña cesa la lluvia. Nos detenemos a comer a orillas del río Blanco, así llamado porque las piedras del fondo son blancas y destacan en sus aguas cristalinas. Los lugareños pescan en el río y nos ofrecen los pescados con deseos de agradar. Para demostrar que la comida es fresca ensartan allí mismo los peces, recién salidos del río, atravesándolos con un hierro. Cuando aún está coleando el animal, lo asan vivo sobre las brasas.
La visita a la ciudad de Lijiang es un auténtico placer. La ciudad se divide en dos partes bien diferenciadas y unidas.: el nuevo Lijiang, de moderno trazado y construido hace solo 35 años; y la antigua Lijiang, ubicada en un lugar intimista y delicioso enclavado en la falda de una montaña y con una antigüedad de 800 años. Aquí, sus recoletas calles empinadas y empedradas están flanqueadas por casas de madera y muros de piedra con espaciosas balconadas. Las casas son de construcción sencilla, pero los exteriores están muy decorados con motivos inspirados en la propia naturaleza y están construidas en el estilo arquitectónico tradicional de los naxi (Aurora, describe algo las casas) . Muchas de sus calles están atravesadas por canales sobre los que se levantan viejos puentes curvos de bellas y sinuosas formas. Esta "Pequeña Venecia" china tiene un sabor muy especial. El trazado urbanístico es sencillo: de la Plaza Principal salen cuatro calles principales hacia los cuatro puntos cardinales. A lo largo de cada calle se abren pequeñas plazuelas de donde salen nuevas calles muy pequeñas, a las que atraviesan arroyos y canales de aguas trasparentes.
En Lijiang y sus alrededores habitan los naxi, pequeña tribu de tipo patriarcal con unas interesantes tradiciones culturales a las que siguen fieles. Los naxi descienden de nómadas tibetanos que bajaron de las montañas y se asentaron en este fértil valle. Según sus leyendas, creen que proceden de un antepasado llamado Tabu que les fue ayudando a romper el cascarón de unos huevos mágicos. Este origen mítico de la creación está representado por medio de pinturas en una especie de libretas hechas con la corteza elástica de un árbol resistente al deterioro por insectos o bacterias. Los shamanes o dongbas eran los únicos capacitados para leer y escribir esta especie de pinturas-escritos naxi. En la actualidad los dongbas han desaparecido casi por completo, pero los naxi están haciendo todo lo posible por conservar sus legados. Una característica cultural de este pueblo es que se siente muy orgulloso de haber aglutinado y fundido diferentes tendencias culturales de los pueblos vecinos: tibetanos, han, bai, y yi, a los que han incorporado sus propios conocimientos, dando como resultado un componente cultural rico y variado. Su lengua proviene de la rama chino-tibetana.
Algunos hábitos y costumbres
Las familias naxi practican desde tiempos antiguos la monogamia y el régimen patriarcal, utilizando padre e hijo el mismo nombre. Antiguamente se concertaban los matrimonios entre familias y se hacía necesaria la figura del intermediario. Ambas familias se reunían en torno a una mesa para precisar detalles del compromiso. Era común el matrimonio entre primos y no estaban permitidos los matrimonios entre miembros de diferentes etnias e incluso de diferentes pueblos. Estas situaciones dieron lugar a algunos dramas y suicidios de jóvenes amantes, que han producido representaciones musicales mantenidas hasta nuestros días. En la actualidad los jóvenes naxi son libres para escoger a su cónyuge.
Entre sus costumbres funerarias, la cremación fue común hasta que la dinastía Qin fue imponiendo la costumbre de enterrar a los muertos, para lo cual también se seguían prácticas muy poco comunes: Cuando alguien moría, era costumbre (hasta hace pocos años) que uno de los miembros ancianos de la familia pusiese algunos granos de arroz (9 para los hombres y 7 para las mujeres), algo de té y algo de plata, envuelto todo ello en una pieza de papel de color rojo que se introducía en la boca del muerto con el objetivo de darle cobijo y protección en la otra vida. El difunto era velado durante tres días antes de ser enterrado.
La religión naxi ha creído tradicionalmente en las fuerzas de la naturaleza: el cielo, la tierra, el sol, la luna, las montañas, los ríos, el viento, el fuego...Este culto a la naturaleza ha predominado hasta nuestros días. Los dongba tampoco ofrecían una especial doctrina, ni tampoco había templos ni clase sacerdotal. El shaman dongba no tenía privilegios especiales aparte de presidir las ceremonias religiosas. Los caracteres pictográficos conservados relatan todo tipo de historias sobre la creación del mundo, historias de fantasmas y de dragones, informaciones sobre astronomía, geografía, historia, etc. Estos caracteres pictográficos se llaman sijiulujiu, que significa "marcas trabajadas en madera y piedra". Éstas siguen siendo incomprensibles para la mayoría y tienen que ser interpretadas por los pocos shamanes dongba que aún perviven. Con el trascurso de los años se incorporaron a la vida de este pueblo otras religiones como el budismo tibetano, el budismo han, el taoísmo, y finalmente el cristianismo.
Las mujeres han jugado tradicionalmente un papel muy importante. Tenían a su cargo la administración económica, el cuidado del hogar, y el trabajo en las tareas del campo. Pero sin embargo no tenían ninguna autoridad en las decisiones sobre bodas o entierros. Los hombres han venido desarrollando tareas menos duras que las mujeres. Se han encargado de jardinería, educación de los niños, y del mantenimiento y conservación de la música tradicional de la etnia (importante legado que data de los tiempos de la invasión mongola de Kublai Kan). Hay 22 composiciones originales de aquellos tiempos con nombres tan sugestivos como El viento del río, Ha llegado el verano, El dragón de agua está cantando, etc.
Por la noche tuve ocasión de presenciar un extraordinario concierto de música antigua china a cargo de una orquesta local. Este espectáculo solo es posible en estos lugares remotos, pues -lamentablemente- las jóvenes generaciones van perdiendo estas tradiciones. En Lijiang la espectacular orquesta, que tocó en un patio cuadrangular parecido a un corral de comedias manchego que estaba decorado con vistosos paños y sedas rojas, estaba formada por ancianos del lugar. Los instrumentos son muy peculiares. Un anciano de unos 70 años toca con habilidad una especie de flauta travesera; otro golpea con cuidadoso ritmo un enorme gong de cobre que produce un extraño sonido entre percusión y metálico; otros dos rasguean una especie de largos banjos de tres cuerdas; otro, unos enormes platillos que prestan majestuosidad a la repercusión.; y el que está al final golpea entusiasmado un enorme tambor de madera en forma de pato. La noche es oscura y las sombras se extienden por el patio mientras la lánguida melodía -lenta, pomposa y de rancio sabor imperial- se propaga en el aire de la noche tranquila. La seriedad y empaque de los componentes de la orquesta conmueven. Sus vestimentas se componen de pantalón y chaqueta azul tipo Mao. Algunos llevan en la cabeza un sombrero que recuerda algo al regional extremeño; otros un gorrito de tipo chinesco (uno de ellos con coleta, larga barba y ralo bigote); y también hay quien lleva la célebre gorra Mao.
Los naxi son un pueblo sencillo y educado, abierto y cordial y sobre todo muy hospitalarios. Se incorporaron al reciente desarrollo de China activando su tradicional ocupación de agricultura y ganadería, y potenciando empresas para el desarrollo de su economía (maquinaria, productos textiles, repoblación forestal, etc.).
En Dali con los Bai
Al día siguiente se emprende la marcha camino de Dali, territorio de los bai, a través de una cadena montañosa, tras atravesar unos kilómetros de bosque donde predominan las azaleas y rodoendros. El microbús Toyota atraviesa caminos a veces no del todo asfaltados. La persistente lluvia invade todo y la niebla es tan espesa que no se puede ver ni un metro más allá del coche. Durante las tres horas que recorrimos territorio naxi se retiraba en ocasiones la niebla y podíamos observar los profundos precipicios por donde discurríamos. Afortunadamente, el espeso manto nebuloso cae de nuevo, impidiendo la sensación de vértigo aunque aumentando la inquietud por la falta de visibilidad. Al llegar a los límites de la Prefectura de Dali la niebla se disipa y luce un magnífico sol. Ahora atravesamos deliciosos valles encajonados entre suaves colinas. El ganado pasta a sus anchas en fértiles praderas regadas por ríos que descienden de las cumbres y atraviesan pintorescos pueblos de casas de piedra y adobe con patios interiores. En la parte superior de las casas se distinguen graneros repletos de cosecha o habitaciones con celosías y en la parte de abajo descansan los aperos de labranza y en otro lado está la cocina. La disposición de las viviendas, con patio incluido, recuerda a algunas casa campesinas de Castilla, siendo los tejados curvados al estilo tradicional chino.
Se distingue perfectamente la frontera entre los territorio naxi y bai. Los primeros utilizan en sus vestimentas el color negro o azul marino; en sus granjas tienen gallos y patos de color negro ; y muchos de sus nombres significan algo que tiene que ver con el color negro. En cambio, en la Prefectura de Dali se venera todo lo blanco. El nombre de la minoría étnica, bai, significa "blanco". Sus mujeres utilizan vestimentas con un gran conjunto de colores blancos. Sus animales domésticos favoritos son las cabras y ovejas blancas, y en su filosofía y comportamiento el nombre "blanco" es símbolo de la pureza de sus mujeres. Los bai dicen que hablan la "lengua blanca". En uno de los pueblos donde nos detenemos a comer, Zhouchang, tenemos ocasión de disfrutar de una maravillosa y casual circunstancia: se está celebrando una boda bai. Las gentes del lugar, ataviadas con sus mejores galas y exhibiendo profusamente los más brillantes colores, cantan y bailan en una enorme plaza. Los niños nos ofrecen flores. Los novios, una pareja joven, se muestran felices y nos saludan amistosos. Su boda se celebra en el mismo restaurante donde comemos, por lo que tenemos ocasión de observar todo el festejo. La novia viste una túnica de seda rosa y los puños de ambos brazos están bordados con tiras coloreadas. Bajo la túnica lleva unos pantalones de color beige. Lo más impresionante del atuendo es el sombrero: un enorme tocado compuesto de una ancha diadema adornada con multitud de perlas blancas que caen sobre las orejas casi hasta los hombros. Sobre la diadema se asienta una especie de inmenso ramo de flores y frutas que termina en unas barillas desplegadas como bengalas. El traje del novio consiste en un pantalón de seda (a un lado de la pierna de color azul y a otro de color blanco), un blusón blanco con tiras azules, un chaleco negro con incrustaciones doradas. Sobre la cabeza aparece un turbante blanco y negro con bolas rojas. El espectáculo es de lo más colorista; la fiesta, en que se canta y baila, es deliciosa.
Tras este inesperado acontecimiento proseguimos nuestro camino hacia Dali, encantadora ciudad a orillas del Lago Erhai, espejo cristalino donde se miran las montañas que rodean la ciudad, encrucijada de caminos entre el Tíbet y Birmania (actual Myanmar), y arteria principal de tráfico en la provincia de Yunnan. Muchas de las casas de la ciudad mantienen la estructura tradicional china (con los aleros de los tejados curvados hacia arriba, pórticos con esculturas y muros sobre los que aparecen pinturas y dibujos. Aurora, recuerda que hay nuevo y viejo dali separados- En los patios interiores se cultivan camelias, osmantas, azaleas y muchas otras plantas que cultivan con mimo las mujeres bai. No en vano es ésta la tierra de las flores, de la suave brisa, de la nieve, y de la luna llena que se refleja espléndida en el lago al anochecer.
Una visita a la ciudad permite contemplar la parte vieja con los restos de las antiguas murallas y sus cuatro torres defensivas, que hablan del esplendor de una ciudad que fue reino independiente durante las dinastías Tang y Jong y punto estratégico en la "Ruta sur de la seda". En 1253 el mongol Kublai Kan conquistó este reino y le convirtió en provincia del imperio. La dinastía Ming (1368-1644) realizó una intensa reforma política y económica, liberó a los esclavos, y propició el regreso de los bai y han (la etnia mayoritaria china) que habían huido del dominio mongol. También gobernó a los bai la dinastía Qin. No se pueden recorrer todas las murallas con que cuenta esta ciudad en un solo día. Es necesario tener tiempo para deleitarse con las tres famosas torres ubicadas al suroeste de la ciudad y al pie de la cumbre Ying. Sus magníficas siluetas blancas, en forma de gusanos de seda, se reflejan en las azules aguas del lago Erhai, mientras las cumbres nevadas de la montaña Cansshan dominan los restos de lo que fue un completo monasterio budista. Las tres elegantes pagodas, de diferentes épocas, son el único vestigio que ha soportado tormentas y terremotos (el último de ellos ocurrió en 1925). El Manantial de las Mariposas es otro lugar digno de visitar por su especial candor y belleza. Es un enorme jardín de poblados árboles de hoja caduca, que bordean un lago circular llamado La Fuente de las Mariposas. Al final de la primavera y principios del verano, cuando las flores están en su esplendor, el gran árbol que pende sobre la laguna expulsa una especial fragancia proveniente de unas florecillas blancas y amarillas que atraen a miles de mariposas que se arremolinan entre sus hojas. Son verdaderas bandadas de diferentes clases y multicolores alas, de diferentes tamaños y diversas tonalidades. Hay una especie de mariposas, con alas de colores blanco y negro, que llegan a medir y vuelan con especial majestuosidad; otras son tan pequeñas como una moneda y su color predominante es el dorado; otras son plateadas, o rosas, e incluso las hay con una especie de color blanco brillante. Cuando estas mariposas acuden a su cita, se dan espectáculos muy difíciles de olvidar pues en sus caprichosos vuelos forman arco iris o hileras multicolores que arrancan de la rama de un árbol formando una especie de collar que termina en las aguas de la fuente. Una leyenda cuenta cómo en este lugar se daban cita dos amantes bai que, ante la intransigencia de las familias de ambos para unirse en matrimonio, decidieron suicidarse. Desde entonces, vuelven ambos amantes cada primavera a su fuente convertidos en dos mariposas acompañados por una corte de amigas mariposas.
Dali tiene muchas bellezas naturales, pero lo más importantes son sus gentes, los bai. La muchacha que me sirvió de guía en ese lugar se llamaba Lim Po y, a pesar de su nombre clásico chino, se consideraba parte integrante de una etnia muy prestigiosa y destacada dentro de toda China y de Yunnan en particular por su avanzada cultura. Los bai hablan una lengua procedente de la familia chino-tibetana. Poseedores de un territorio privilegiado por su riqueza natural, los bai obtienen magníficas cosechas de arroz, judías, algodón, tabaco, caña de azúcar, todo tipo de vegetales, conociendo al igual que los naxi gran cantidad de hierbas medicinales. En sus bosque cazan y poseen inestimables riquezas madereras, y en sus ríos y lagos abunda la pesca.
Aunque la agricultura ha sido tradicionalmente su principal fuente de ingresos, los bai han desarrollado una interesante cultura propia. Han realizado investigaciones en los campos de la meteorología y de la astronomía, y destaca la concepción arquitectónica de sus edificios. Sus viviendas poseen un extenso patio en el interior que actúa de distribuidor en tres de sus lados, estando la cuarta pared decorada con coloristas pinturas murales (preferentemente de color blanco). Demuestran en todo esto un talento especial, destacándose por sus formas armoniosas y elegantes.
En el terreno de la medicina los bai utilizan desde hace ya tiempo la medicina moderna, pero siguen prefiriendo sus tradicionales procedimientos basados en la gran variedad de plantas medicinales que proliferan en toda la provincia de Yunnan. Se usan estas plantas como medicina preventiva incorporándolas (al igual que los naxi) en lo que cocinan diariamente en sus pucheros. Como muestra de la medicina moderna hay que destacar que el primer "niño probeta" en China fue debido a las investigaciones del Dr. Zhang Lizhu, un bai profesor en la Facultad de Medicina de Pekín.
En el campo literario ha habido destacados miembros de la etnia bai que han glosado su historia y sus tradiciones. En éstas se destacan como bailarines, músicos, pintores y decoradores (principalmente para trabajos en madera).
Hábitos y Costumbres
Según sus tradiciones, cuando llega el momento del matrimonio, el novio y una corte de amigos van al encuentro de la novia montados a caballo. Mientras tanto, la novia les sale al encuentro sobre una litera portada a mano por sus familiares. Ya en el banquete se ponen sobre la mesa unos palillos (usados por los chinos como cubiertos) de más para que sean robados por el novio y los lleve a casa de sus padres. Esto significa que la familia del novio acepta a un nuevo miembro en su casa. Cuando el novio roba los palillos, se producen bromas y chistes al respecto, lo que añade a la fiesta un tono jovial y cordial.
Cuando la joven bai está embarazada lleva dos delantales, uno de ellos plegado (lo que denota su estado de embarazo). Días antes de dar a luz la familia de la futura madre le envía un pequeño paquete con comida, en la que siempre se incluye un huevo cocido con una aguja en su interior. Cuando la joven se dispone a comer el huevo con mucho cuidado, descubrirá la aguja. Si su extremo apunta hacia arriba, nacerá un varón; si apunta hacia abajo, será una niña. Entre las familias bai se recibe con mayor agrado el nacimiento de un chico que de una chica, sobre todo si es el primero y especialmente después de las restricciones de natalidad impuestas en los últimos años para evitar la superpoblación. Los nacimientos son siempre motivo de fiestas, a las que se invita a amigos y familiares.
Las niñas aprenden desde muy temprana edad las labores que desarrollarán a lo largo de su vida. A los 5 ó 6 años aprenden a lavar verduras y a realizar otras sencillas tareas; a los 7 u 8 años aprender a bordar y a coser, lo que constituye un auténtico arte.
En lo referente a su religión hay que indicar que los bai son budistas, y que poseen varios e interesantes templos y monasterios. La mayoría son monógamos, pero algunos practican aún la poligamia. La cremación era común antes de la dinastía Yuan, pero después de la influencia ejercida por los han (etnia mayoritaria en toda China) lo común es el entierro. Sus funerales son muy ceremoniosos y largos, participando en ellos todos los miembros de la comunidad.
Son famosas las festividades de los bai. Tienen lugar varias veces al año por diferentes motivos (cosechas, augurios, etc.), pero la más importante y famosa es el Festival de las Antorchas que tiene lugar el 25 de junio para rogar por una buena cosecha y desearse mutuamente buena salud y fortuna. El día señalado se encienden antorchas por doquier y se cuelgan en las puertas de las casas mensajes deseando felicidad. Por la tarde tiene lugar una procesión en la que los habitantes de los pueblos recorren los campos con sus antorchas para ahuyentar a los insectos.
En la actualidad los pueblos y ciudades habitados por los bai están sufriendo profundas trasformaciones económicas. Se establecen cooperativas para aumentar la producción; crecen las ciudades industriales donde el comercio y las empresas levantan una nueva fisonomía; se construyen diques, estaciones de gasolina, fábricas de madera y de papel, y sobre todo nuevas carreteras y hospitales bien equipados con aparatos modernos.
El pueblo bai sigue siendo privilegiado, pues asimila con naturalidad los avances del progreso mientras sus enormes recursos naturales les garantizan, por el momento, la no destrucción de un modo de vida basado en las ventajas que ofrece la exuberante naturaleza y su convicción de que son una etnia con cultura e historia propia que tiene mucho que aportar a su nación. Las autoridades chinas así lo estiman y protegen esta zona (y en general todo Yunnan) como el último baluarte de los valores artísticos que deben pervivir.
La ultima noche pasada en Dali tuve ocasión de degustar las famosas "tres tazas de té" que ofrecen los bai a sus amigos. Consiste en una ceremonia en la que se bebe primero una taza de té muy agrio. Simboliza la juventud, cuando se trabaja duro para labrarse un porvenir. La segunda taza es muy dulce y lleva dentro queso fresco. Representa el período de madurez, cuando ya se ha criado a los hijos y se vive más relajadamente. La tercera taza es insípida, pues el período de la vejez es incierto y sin sabor.
Tras la breve convivencia con este interesante pueblo, que en todo momento se mostró hospitalario y colaborador, seguimos camino hacia Kunming a través del último trecho de montaña, alternándose con verdes llanuras y extensos bosques. Nos detenemos a visitar Chuxiong, donde un impresionante museo encierra interesantes vestigios de animales prehistóricos, restos de los primeros seres humanos encontrados en el mundo, y trajes típicos de las etnias de Yunnan.
Al día siguiente el avión parte de Kunming a Pekín, desde donde vuelo a España dando por terminado este interesantísimo recorrido por la China Imperial y la China Profunda.
Reflexión Final
Me ratifico en mi opinión de que la República Popular China es una gran desconocida para la mayoría de los españoles, a los que muy escasamente llega alguna noticia sobre su capital, Pekín, que, con ser apasionante y receptáculo de la esencia y de la historia de la China Milenaria, no es totalmente representativa de la auténtica China.
Yunnan es la provincia de la luz, del color, de la música, de los paisajes. Además de haber tenido la inmen