Se estima que más de un 10% de los viajes que hacen los españoles tienen motivación religiosa, lo que supone unos 17 millones de visitantes al año para los numerosos destinos de peregrinación. El estudio del gasto medio diario en relación al motivo del viaje revela que el mayor desembolso se dio en los viajes religiosos (57,9 €). El turista religioso repercute en el destino, revitalizando la hostelería y restauración; es además un turista muy fiel (nunca mejor dicho) y contribuye a la desestacionalización y a la diversificación de la oferta.
Se estima que España cuenta con 12.300 santuarios y ermitas de los que 4.300 están dedicados a la Virgen, según datos de la Conferencia Episcopal. Las catedrales más visitadas son las de Toledo, Sevilla, Santiago de Compostela y Burgos. Además hay numerosas fiestas religiosas: innumerables Semanas Santas, varias de ellas declaradas de Interés Turístico Internacional, Misterio de Elche, Corpus Christi en Toledo... y también romerías religiosas: Romería del Rocío, Nuestra Señora de la Cabeza, San Benito Abad, Octava del Corpus y San Isidro, la Virgen de Gracia o de Nuestra Señora de la Barca, entre otras. También hay diversos destinos jubilares, como Tarragona (Cataluña), Utrera (Andalucía) que lo han sido recientemente. Además, Santiago de Compostela, Caravaca de la Cruz (Murcia) y Santo Toribio de Liébana (Cantabria) celebran periódicamente su año jubilar. Mientras, en Sevilla ha tenido lugar el Año Jubilar Macareno hasta junio de 2014. Varios monasterios han sido declarados Patrimonio de la Humanidad: Guadalupe, en Extremadura; Poblet, en Cataluña; el Monasterio y Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial, en Madrid; y los Monasterios de Yuso y Suso, en La Rioja.
La Ruta Mariana
Con este panorama, resulta destacable la iniciativa de la llamada Ruta Mariana, un itinerario de interés cultural y religioso que une los santuarios del Pilar, Torreciudad, Lourdes, Meritxell y Montserrat, un itinerario de fe guiado por la espiritualidad y devoción mariana, poseedor de una gran riqueza turística, patrimonial, rural, gastronómica y natural que se desarrolla por territorios que abarcan tres países diferentes, limítrofes entre sí: España (con Aragón y Cataluña), Francia (con Hautes Pyrénées) y El Principado de Andorra. Se trata pues de un itinerario plural y multicultural con importantes atractivos y una variada oferta complementaria, donde cada santuario posee unas cualidades y características propias.
Actualmente es uno de los destinos de peregrinación mariana más visitado y reconocido en España y Francia, así como en otros países de Europa y en el centro y sur de América. Esta ruta, que cada año aumenta su número de visitantes, acoge anualmente entre sus cinco santuarios alrededor de 12 millones de peregrinos, lo cual refleja el gran atractivo e importancia que posee tanto para peregrinos como para turistas.
Desde hace siglos, las motivaciones religiosas han hecho que los hombres y mujeres se desplazaran a modo de peregrinación de un lugar a otro. Este tipo de motivaciones, lejos de aminorar, van en constante aumento ya que la fe y la devoción de los fieles se fortalecen día tras día. El avance en las comunicaciones y medios de transporte, las nuevas y variadas propuestas de los santuarios, los atractivos turísticos existentes alrededor de los mismos y el desarrollo del turismo como fenómeno de masas, han contribuido a que actualmente existan varias rutas e itinerarios religiosos que son toda una realidad. Los propios santuarios han evolucionado y se han adaptado a las necesidades del visitante, mejorando sus accesos e instalaciones para dar un mejor servicio y rodeándose de una estructura perfectamente planificada.
Estos destinos se han adecuado a las nuevas tendencias del viajero, y no sólo están preparados para acoger a los peregrinos, sino también a los visitantes y turistas que llegan y buscan, además del propio significado espiritual del lugar, el patrimonio cultural, artístico y natural que también poseen. El Turismo Religioso mezcla cultura y devoción, arte y espiritualidad, naturaleza y recogimiento. Peregrinos y turistas coinciden y hacen de ello una manera diferente de conocer y experimentar. Estos santuarios se encuentran en el centro de ciudades y lugares privilegiados, con un entorno natural de gran belleza.
Pero como además de alimentar el alma, también hay que prestar atención al cuerpo, la buena gastronomía es otra de las riquezas con las que cuenta la Ruta Mariana. En este viaje se tiene la oportunidad de apreciar tanto la gastronomía aragonesa o la catalana, así como la típica del sur de Francia y la andorrana, basadas sobre todo en productos y recetas de la zona. La variedad de regiones y pueblos, la pluralidad de entornos y la propia historia de cada lugar hacen que la oferta de productos y platos sea infinita. Las ricas tierras por donde transcurre la ruta hacen posible contar con unos productos de gran calidad que proporcionan en su combinación un perfecto abanico de aromas y sabores. Aceites, vinos, cavas, verduras, setas, trufas o arroces crecen en estas tierras y al igual que las carnes, pescados, jamones o embutidos son una muestra de los productos utilizados en las elaboraciones gastronómicas de estas tierras.
De Aragón a Francia
A orillas del Ebro se alza la Basílica del Pilar, uno de los santuarios más importantes del mundo católico, hasta el que llegan anualmente millones de peregrinos y gentes venidas de todos los rincones. Dada su condición de santuario urbano, ubicado en el mismo centro de Zaragoza, El Pilar es parada obligada para todo aquel que visita la ciudad. Las torres y cúpulas que modelan la figura exterior de la basílica son reconocidas desde cualquier punto. El actual santuario, tal y como lo conocemos hoy, es fruto de siglos de historia, diferentes construcciones y modificaciones.
El Santuario de Torreciudad está situado en la provincia de Huesca, muy cerca de la ciudad de Barbastro. Su privilegiada ubicación en lo alto de la montaña hace que cuente con un hermoso y sugestivo entorno natural, con una maravillosa panorámica del embalse de El Grado. Este moderno santuario mariano se encuentra a pocos metros de la antigua ermita que dio origen a la devoción de la Virgen de Torreciudad allá por el siglo XI. El nombre (antiguamente Turris Civitatis) proviene de una vieja torre de vigilancia de la época árabe, cuyas ruinas se encuentran muy cerca de la citada ermita. Torreciudad es hoy un lugar de reunión y peregrinación para miles de personas y se encuentra dentro de los emplazamientos más visitados del Pirineo.
Al otro lado de la cadena montañosa el Santuario de Lourdes es el segundo destino de peregrinación católica después de Roma y también el segundo lugar más visitado de Francia. Se encuentra situado en la pequeña ciudad de Lourdes dentro de un valle rebosante de verdor y frescura. Los bellos paisajes, la naturaleza, la tranquilidad, el relax y sobre todo la fe y devoción en la Virgen de Lourdes son características que acompañan el modo de vida de esta zona. El Santuario de Lourdes es un lugar cosmopolita, un santuario universal cuya fuerza reside en la diversidad de sus gentes. Los peregrinos y visitantes que vienen a Lourdes proceden de todos los continentes. Cada año, más de 6 millones de personas acuden a este lugar, entre quienes cabe mencionar a los jóvenes y sobre todo a los enfermos, que llegan en busca de alivio y esperanza.
El antiguo y el moderno
En el corazón de Cataluña se levanta una montaña de formas únicas y moles de piedras grises, un macizo espectacular que en su cumbre alberga la imagen de la Virgen de Montserrat, patrona de Cataluña. En este parque natural, lleno de pinos y encinas, y poblado por ardillas, jabalíes y ginetas, entre otras especies, existen numerosos itinerarios y visitas guiadas en los que conocer sus recovecos. En su cima, se levanta majestuoso el Santuario en el que se venera a la Moreneta, la talla de la virgen, de estilo románico, y datada del siglo XII. Ubicado a 20 kilómetros al noroeste de Barcelona, el monasterio fue fundado por el Abad Oliba en el año 1025. El conjunto arquitectónico consta de diversas plazas y la basílica, originaria del siglo XVI fue reconstruida durante el XIX. Allí mismo existe una hospedería para peregrinos y visitantes. Muy cerca se encuentra el Monasterio benedictino, con su hermosa sala capitular, el claustro neorrománico y el refectorio, renovado en 1925 por el arquitecto Puig i Cadafalch.
Entre el conjunto de edificios en torno al monasterio, destaca el museo, que reúne un valioso conjunto de objetos artísticos. Dividido en diferentes secciones organizadas de manera didáctica, ofrece la posibilidad de realizar visitas comentadas. Alberga una interesante colección de pintura italiana de los siglos XVI y XVII, así como de pintura flamenca, española y francesa (siglos XV y XVIII). También exhibe elementos litúrgicos de diferentes estilos, y arqueología bíblica procedente de Oriente Medio y Egipto. Tiene una magnífica colección de iconos, así como la muestra Nigra Sum, una exposición permanente sobre la evolución que a lo largo de la historia ha tenido la imagen de Santa María venerada en Montserrat. Pero tal vez lo que más sorprende es la sección de pintura y escultura modernas, que reúne una muestra muy representativa de los autores catalanes que trabajaron entre mediados del siglo XIX y mediados del sigo XX. El núcleo inicial, expuesto a partir de 1982 está constituido por obras de la Colección Josep Sala y Ardiz con figuras como Martí Alsina, Vayreda, Gimeno, Rusiñol, Casas, Nonell, Mir, Anglada Camarasa, Picasso y Dalí. Unos años más tarde, se añadió la Colección Xavier Busquets con una representación de la pintura impresionista francesa, con obras de Monet, Sisley, Degas, Pissarro, Rouault y Poliakoff. La sección se completa con obras de otros artistas como Singer Sargent, Sorolla, Julio Romero de Torres y Zuloaga. Los autores representados hacen que el Museo de Montserrat tenga una de las mejores pinacotecas de Cataluña en lo que respecta a la pintura modernista catalana y a los impresionistas franceses.
Como contraste con uno de los santuarios más antiguos de España, el santuario de Meritxel, en la vecina Andorra, se ofrece como uno de los más modernos y sorprendentes. Sobre Andorra parece estar todo dicho, o casi. El llamado “país de los Pirineos” respira naturaleza por todos sus poros, latiendo al ritmo de este gran corazón verde que envuelve cada uno de sus rincones: ríos, lagos, fuentes, prados, valles, montañas... Es un país milenario que alberga un rico patrimonio cultural, con destacados ejemplos en cada una de sus poblaciones y valles: torres e iglesias románicas, museos y monumentos, itinerarios culturales, fiestas y tradiciones, etc. Por supuesto, es también un paraíso de las compras. En Andorra, además, se puede comer muy bien y disfrutar de una gastronomía propia, con influencias francesas y catalanas y, por supuesto, practicar casi cualquier tipo de deporte, en invierno y en verano...
Lo que, sin embargo, no es tan conocido es que Andorra es también un destacado centro de peregrinación... religiosa. ¡Quién lo diría!, pero en este pequeño gran país, las sorpresas aparecen donde menos se piensa. En mitad del Principado, rodeado de naturaleza y envuelto en parajes de gran belleza, se encuentra el santuario de Meritxell, símbolo y emblema de la pasión de todo un pueblo. La iglesia del santuario ha sido reconocida recientemente con la dignidad de 'Basílica Menor', título concedido por el Papa Francisco. El conjunto está formado por la iglesia vieja de Meritxell, de origen románico, y el nuevo santuario, obra del arquitecto Ricardo Bofill.
Desde hace poco más de un año, el santuario de Meritxell se ha incorporado a la Ruta Mariana, lo que le ha permitido consolidarse como un importante destino de turismo religioso y formar parte de este destino global visitado tanto por creyentes como por amantes del arte y la naturaleza. De este modo, el santuario andorrano se incorpora a este proyecto con la idea de abrir el país al turismo religioso y tener la oportunidad de dar a conocer todo el patrimonio religioso, cultural y natural que posee.
Más información:
http://rutamariana.com