LOS HECHOS DE UNA REALIDAD
Momentos estelares tuvimos como presidentes de las Escuelas de Turismo de España, y mas tarde como miembros afiliados de la Unión Internacional de Organismos Oficiales Turismo, UIOOT – hoy Organización Mundial del Turismo – de cuyo comité de miembros privados fuimos vice-presidente hasta su transformación en el año 1975 en la hoy OMT.
Miles de horas hemos empleado en nuestra lucha por hacer entender a los poderes públicos las necesi-dades y las fórmulas eficaces para conseguir una perfecta y útil formación de quienes deban ofrecer su trabajo en el sector turismo.
La gran pirámide de estos estudios tuvo un escenario ideal en España, en esos años setenta-ochenta del siglo pasado con las Escuelas Profesionales de Hotelería y Turismo – la mayoría dependiendo de Gobierno Español - y las Escuelas de Turismo privadas, que llegaron a ser unas cincuenta.
Todo este espectro, que funcionó en Canarias de una forma modélica casi perfecta, se desmoronó un buen día con la ocurrencia del Gobierno de España de pasar los estudios de turismo a la universidad, junto a lo cual dejó de ser obligatorio la exigencia de un titulado en las Escuelas de Turismo, al frente de las empresas turísticas reconocidas, tal como requería la legislación vigente hasta esos momentos y su Estatuto de Directores, nacido en España como una garantía para el perfecto funcionamiento de las estructuras de un turismo que se fue convirtiendo en el poderoso sector que sacó de la pobreza al país.
El panorama no se podía poner más negro. Apoyada esta gestión por quienes en las escuelas de turismo privadas no veían otra cosa que un fin para progresar económicamente, la formación profesional turística paso a denominarse “académica” y con ello a desaparecer muchos de sus valores – si no todos – en los que se apoyaba la misma, donde el conocimiento tenía que ir unido a lo que mas tarde conoceríamos de cerca: la cultura de paz, algo que veníamos practicando desde nuestros principios y que nos abriera las puertas de la Universidad para La Paz, de las Naciones Unidas, creando un programa de la máxima altura práctico-académico, desgraciadamente hoy desaparecido por torcidas manipulaciones.
De los miles de profesionales que obtuvieron su graduación en nuestras escuelas de turismo, algunos de ellos han llegado a los más altos puestos directivos en las más prestigiosas empresas internacionales del sector. Están repartidos por el mundo y desde las costas de Brasil, hasta los hoteles de Viena, hemos encontrado físicamente ex alumnos agradecidos por las enseñanzas recibidas en Canarias. Los cientos de ellos que en los pasados cercanos años obtuvieron estas graduaciones, los tenemos por toda América, Europa, África, Qatar… y hasta navegando profesionalmente en los mas lujosos cruceros de turismo por todo el mundo.
Algo que no se puede tapar con un dedo, al igual que el sol, y que demuestra a las claras la bondad de una filosofía en las enseñanzas del turismo que va unida a la aplicación de los métodos, y el conoci-miento de la evolución sociológica de La Humanidad y su influencia en el movimiento turístico.
Esas poderosas razones y las experiencias recogidas en muchos de los más importantes acontecimien-tos y empresas mundiales del sector, nos llevaron en muchas ocasiones, a sostener encuentros con las más altas autoridades políticas de algunos países, donde nuestros conocimientos y programas eran reconocidos, pero “políticamente” inaplicables.
UN ESCENARIO LAMENTABLE
El pasado 28-07-2015, ante la primera página del periódico EL DIA, Santa Cruz de Tenerife, donde un gran titular publica: TURISMO, UN TITULO CON POCA SALIDA, recordamos con tristeza, aquellas constantes Bolsas de Trabajo que funcionaban en nuestras escuelas, hasta los años 2010-2011 del presente siglo, donde gestionábamos junto a la infatigable Petri – la mejor gestora que ha habido dentro de estas escuelas – un cúmulo de peticiones de personal, que iban de abajo a arriba, dentro de los escalafones de las empresas turísticas y que muchas de las veces no podíamos atender por la falta de alumnos que ofrecerles. El problema fue, durante muchos años, que los alumnos no terminaban su carrera porque antes conseguían un empleo seguro y, poco a poco, el trabajo y el poder de lo que ganaban les hacían perder el interés por acabar sus estudios, lo que se remediaba en la mayoría de los casos, con la necesidad de obtener el título para poder, mas tarde, ejercer al cargo de director de la empresa.
La gravedad del problema que se vive ahora, está ligada con la falta de profesionalidad en el sector, pues desde recepcionistas que no saben informar al cliente donde queda una farmacia, o una parada de taxis, hasta un director-gerente – impuesto como figura decorativa del capital - que cree que su labor es pasearse por los pasillos, hasta los relacionistas públicos - que de eso saben menos que nosotros del idioma japonés – que solo saben vestir prendas de marca y sonreír al cliente, todo el sistema está pervertido, sin que apenas se atisben posibilidades o fórmulas, de regeneración en el sector.
Lo perdido está perdido. Como siempre, no habrá culpables de nada. Seguiremos pendientes del au-mento de número de turistas que nos visitan y poniendo parches por todos lados… mientras, la calidad y la excelencia, irán cada vez mas deteriorándose, sufriendo las consecuencias de la injusta valoración en el mundo del turismo, de lo “académico” ante lo “profesional”.
El denodado esfuerzo del empresario local, enamorado de su empresa, de los valores del turismo, y de su entorno natural, se pierde ante el poder de las multinacionales y los gráficos de la renta del capital.