La exclusión del listado, en el que se incluyen países como Francia, Alemania, Estonia o Eslovenia -pero no Portugal o Estados Unidos-, significa que los viajeros que lleguen de España tendrán que encerrarse durante catorce días en un domicilio en el Reino Unido, o pena de multa de hasta mil libras (1.072 euros).
La decisión del Ejecutivo británico se produce después de que varias comunidades autónomas españolas hayan notificado este sábado nuevos brotes de COVID-19 y un aumento de contagios, mientras que los datos del sistema de rastreo evidencian la escasa capacidad para identificar y vigilar los contactos de cada caso recién diagnosticado.
Cataluña, una de las regiones más afectadas por los rebrotes, ha notificado en las últimas 24 horas 1.493 nuevos contagios de la COVID-19, con 89.727 casos acumulados desde el inicio de la pandemia, así como tres nuevas víctimas mortales.
Para hacer frente a esta situación, desde esta noche y durante 15 días permanecerán cerradas discotecas y salas de fiesta de ciudades como Barcelona y su área metropolitana, así como numerosas localidades de las provincias de Lleida y Girona.
La exclusión de España, el primer destino vacacional de los británicos, trastornará los planes estivales de muchas personas, además de afectar a los sectores turísticos español y del Reino Unido.
El portavoz de Interior del opositor Partido Laborista, Nick Thomas-Symonds, ha reconocido que la noticia «será muy preocupante para las personas que se encuentren atrapadas en España y para las que planeaban ir», y pidió al Gobierno que ofrezca un plan sobre qué apoyo recibirán los ciudadanos en esa situación.