Sonrisas Canarias, con el paso del tiempo, se convirtió en un catalizador de la evolución de la crisis, pues a medida que asumía más retos y apoyos solidarios, iba incrementando las ayudas a los ciudadanos. Con pocas subvenciones públicas, se trazó un rumbo de solidaridad que ocupaba la mayor parte del tiempo de sus impulsores, tanto por parte de la directiva de la asociación de vecinos siglo XXI, germen de esta experiencia, como por los voluntarios de la misma, en muchos casos los propios beneficiarios, que pronto se vieron bajo la responsabilidad de atender a otros ciudadanos.
A parte dan ayuda económica para pagar cortes de agua, evitar desahucios, compra de enseres etc. etc.
Así, entre otras experiencias y mediante acuerdos, han llevado a miles de niños de familias sin recursos al cine. También se han realizado campañas de recogida de juguetes, material escolar o ropa, además de poner en marcha una bolsa de trabajo con la que se ha logrado la inserción de cientos de excluidos sociales.
Esta ONG, por su labor y tesón, es merecedora de este reconocimiento, puesto que sin grandes titulares y presencia mediática, ha sabido asistir en esta última década de existencia a más de 500.000 personas, a las que ha repartido cientos de miles de toneladas de alimentos que, altruistamente han donado fábricas, comercios y particulares que han confiado en la honradez de este colectivo que ha sabido acompañar a quienes más lo necesitan.
Sin ser alarmistas, durante 2016 asistieron a 20.000 personas y en lo que va de año 2017 rondan ya los 16.000 ciudadanos atendidos con necesidades de primer orden.