La BRIFOR (Brigada Forestal del Cabildo de Tenerife) galardonada con “Amables del Turismo y Convivencia Ciudadana¨
Este galardón es un reflejo del esfuerzo, dedicación y extraordinaria labor de la BRIFOR, y sin duda, es una muestra del impacto positivo que su trabajo ha tenido en nuestra comunidad.
Este reconocimiento quiere visualizar el esfuerzo, la dedicación y el incansable compromiso que han demostrado en la protección y conservación de los entornos naturales, así como en la seguridad y bienestar de nuestra comunidad. La profesionalidad y entrega que caracterizan a la BRIFOR no solo inspiran admiración, sino también gratitud por el inmenso impacto positivo que su trabajo tiene en Tenerife y más allá.
A través de sus acciones, no solo protegen nuestros montes y paisajes, sino que también promueven los valores de convivencia, amabilidad y colaboración ciudadana, que son tan esenciales para nuestra sociedad.
Desde sus inicios, los BRIFOR han sido fundamentales para la protección de los montes y áreas naturales de Tenerife, que incluyen ecosistemas únicos y espacios protegidos como el Parque Nacional del Teide, las áreas forestales de la Corona Forestal y las reservas naturales del Macizo de Anaga y Teno. La creación de estas brigadas respondió a la necesidad de tener un cuerpo especializado, equipado y entrenado para prevenir y combatir incendios en terrenos de difícil acceso y con condiciones climáticas complicadas.
En la actualidad, los BRIFOR no solo se centran en la extinción de incendios, sino también en la prevención y vigilancia continua de los montes. Realizan labores de limpieza y mantenimiento forestal, control de accesos durante las épocas de riesgo, y participan en la sensibilización ciudadana sobre la importancia de la protección del medio ambiente.
Los BRIFOR del Cabildo de Tenerife son una pieza vital en la protección del entorno natural de la isla. Su historia es un ejemplo de dedicación y evolución hacia un modelo de gestión forestal más eficiente y profesional, adaptado a las necesidades ambientales del siglo XXI.
El gran incendio forestal de 2023 ha dejado una gran herida en nuestras memorias, sobre todo cuando un fatídico 15 de agosto, el mismo día en el que comenzó entre los municipios de Arafo y Güímar, se percibió que no era un fuego forestal normal. La orografía, las condiciones climáticas de ese día y un periodo de siete años de escasas lluvias hacían presagiar lo que finalmente ocurrió, una catástrofe ambiental brutal que se prolongó durante tres meses.
Afectó a más de 12.000 hectáreas de 12 municipios distintos, o lo que es lo mismo, el fuego calcinó el 8% de la superficie de monte de la Isla en un perímetro de 90 kilómetros. Esa dimensión y la virulencia del fuego provocó el desalojo de sus casas de más de 12.000 ciudadanos que vivían en las zonas limítrofes. Lo más positivo dentro de la catástrofe fue que no se contabilizaron pérdidas humanas y eso es lo más importante.
Y las afecciones pudieron ser mucho más si no fuera por la labor de los 2.000 profesionales y voluntarios que estuvieron de una forma u otra en la labor de controlar el incendio y de extinguirlo. Detrás, un gran equipo comandado por la presidenta del Cabildo, Rosa Dávila, así como por los responsables políticos y técnicos del área de Medio Natural, Sostenibilidad y Seguridad y Emergencias, con el protagonismo destacado de la unidad de Brigadas Forestales, la Brifor.
Todos los integrantes de la Brifor, casi 300 profesionales, estuvieron en primera línea para minimizar los efectos de este gran incendio, ya sean gestionando labores de coordinación y vigilancia, la extinción directa y en funciones de apoyo sobre el territorio. Lo hicieron junto a otras entidades con las que trabajaron codo con codo, como fueron los miembros del Consorcio de Bomberos de Tenerife, la UME, la Guardia Civil, Policía Autonómica, Policías Locales, agentes de Medio Ambiente o colectivos de Protección Civil. Es justo reconocerlo y así se hacemos.
Pero la Brifor tomó un protagonismo especial por ser la avanzadilla, por estar los primeros en la línea de fuego, por implicarse de tal forma que incluso sus miembros se olvidaban de tomar sus descansos. Fueron ejemplos continuos de compromiso inquebrantable y valentía, de responsabilidad y solidaridad a lo largo de los tres meses en los que el fuego estaba presente en cualquiera de sus existencias, subterráneo o en superficie.
Un año después de darse por extinguido, los ayuntamientos, instituciones, vecinos y entidades sociales o empresariales de Tenerife no olvidan lo que sucedió, y eso se traduce en los reconocimientos que acapara la Brifor sin pedirlos ni buscarlos y manteniendo un perfil bajo a pesar de haber estado en el foco durante tanto tiempo.