Las últimas anguilas que habitan en un monte sagrado de Tenerife
Que haya anguilas en el archipiélago canario es un fenómeno único en el planeta, ya que, para empezar, este territorio volcánico y anclado en el Atlántico, con un clima subtropical y junto a las costas africanas, no tiene ríos.
Conociendo esta primera y fundamental premisa, no cabe lugar a dudas de que hay algo que las atrae a residir, durante gran parte de su vida, en uno de los parajes más bellos de la isla de Tenerife, un santuario situado a 250 metros de altitud.
Canarias está repleta de multitud de volcanes que han horadado y esculpido el terreno abrupto, entre montañas, junto a una vegetación endémica que se funde con la tierra, las estrellas, el fuego y el mar.
Conozcamos primeramente a las anguilas. Son peces que pasan una parte de su vida en el mar, donde nacen y otra mayor en los ríos. Son alargadas, suelen medir alrededor de 70 cm, aunque pueden llegar a los 2 metros. Tienen la piel recubierta de una secreción mucosa que las hace muy escurridizas. Viven un promedio de 8 años los machos y 12 las hembras.
¿Dónde desovan? A más de 5.000 km. de Canarias, junto al Triángulo de las Bermudas, en el mar de los Sargazos, único lugar en el planeta elegido por esta especie desde hace 140 millones de años.
Al final de su vida recorren medio mundo; ocho largos meses de viaje en los que se aparean, desovando cada hembra 9 millones de huevos, para posteriormente morir ambos, como Romeo y Julieta, pero en una fosa marina.
Los huevos eclosionan a los pocos días, naciendo así los leptocéfalos (de un tamaño inferior a la cabeza de un alfiler). Movidos por las imponentes corrientes del Golfo, inician una tediosa migración de cuatro años hasta llegar a los cauces fluviales de los que partieron sus progenitores. Al entrar en contacto con el agua menos salina, sufren la metamorfosis que los transformará en angulas.
Posteriormente, será la salinidad la que juegue otro papel crucial en su desarrollo, ya que determinará su sexo. Es por ello, que únicamente las hembras, remontarán los cauces fluviales y los machos permanecerán en las zonas aledañas a la desembocadura. Entre acequias y pozos transcurrirá la vida de la angula, mientras crece y se transforma en anguila. Habitará este paraje entre 8 y 10 años.
¿Qué mueve a las anguilas a recorrer miles de kilómetros, llegar al archipiélago canario y ascender, por un hilo de agua, hasta la montaña sagrada en la isla de Tenerife llamada, Anaga?
Conozcamos ahora el lugar que es el verdadero polo de atracción, cargado de altos niveles de energía, con una atmósfera impoluta en la que podrá respirar la vida, y nos hará retroceder a tiempos prehistóricos, allí donde el agua hechizada se convierte en un tesoro.
Tenerife es un edificio volcánico que comenzó a surgir del fondo marino hace 15 millones de años, formando una pequeña isla muy montañosa, Anaga. Donde se encuentran la mayor cantidad de endemismos de Europa, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
Su relativa altitud y su estratégica ubicación, donde transitan los vientos alisios, la convierten en una zona especialmente húmeda, lo que ha favorecido la existencia de una gran diversidad de hábitats naturales entre los que destaca la laurisilva que es la verdadera selva de Canarias. Toda esta amalgama de millones de seres vivos produce un clima único, en el que habitan misteriosos seres y en la que son recogidos cientos de miles de litros de agua; por obra y arte de la lluvia horizontal. La sabia naturaleza ha hecho que el preciado elemento, acaricie el barranco de Afur. Aguas estas que se esposarán con las de la mar, en la desértica playa de Tamadite, cuyas enfurecidas aguas, rugen llamando a las anguilas.
Añadamos un nuevo elemento a este lugar encantado; los primeros pobladores que se asentaron en este peñasco inundado de vida fue sobre el siglo I a.C. Los guanches eran animistas y convivían con seres malignos, que manifiestan su poder por medio de las fuerzas de la naturaleza. Para aplacarlos y conseguir sus favores, se valían de distintos rituales que se hacían en los sagrados santuarios de Anaga. Su verdadera catedral, abierta al cielo estrellado; única puerta de entrada y conexión con el más allá. En la zona hay diversos yacimientos y numerosos grabados rupestres, cuyas localizaciones, no descubriremos por motivos de seguridad.
Comienza a estar claro, “punto único, lugar sagrado, espacio mágico, sitio de fascinación, cargado de fuego bajo la tierra, donde las estrellas más bellas del planeta muestran la puerta hacia otro lugar...
Endemismos, volcanes, sabinas, laurisilva, verodes, agua, insectos, aves; música y silencio, estrellas, guanches, misterio, seres supremos y anguilas, que recorren 5.000 km. desde el Triángulo de las Bermudas, acudiendo a la llamada de Anaga para ascender por el riachuelo de la vida, desde la bronca playa. Y habitar este mágico paraje, para perecer bajo el enigma del Mar de los Sargazos.
Aquí habitan las últimas anguilas de Canarias, protegidas ya que están en peligro de extinción.
Vaya, deténgase y respire despacio, observe, profundice, toque el agua, túmbese en el suelo y sienta la escalofriante llamada del interior de la tierra candente, mire al cielo con los ojos cerrados, le garantizo, que cuando vuelva a su casa, ya será otro.